Las ciudades se niegan a pagar por ser subsedes de Tokio 2020
El presupuesto con que la candidatura japonesa ganó la elección para organizar los Juegos se ha cerrado en casi un 40 por ciento menos
En poco más de tres años Tokio 2020 ha cambiado tanto la propuesta que presentó en septiembre de 2013 en Buenos Aires ante el COI, que a día de hoy es casi irreconocible. De hecho, el Comité Organizador que preside Yoshiro Mori empieza 2017 con un presupuesto disminuido en casi en un 40 por ciento del inicialmente establecido, con problemas para cumplir sus acuerdos con las federaciones internacionales, con varios organismos criticando los cambios de sede iniciales, y con media docena de ciudades cuestionando su compromiso con la organización de los Juegos.
La gobernadora de Tokio, Yuriko Kake, estima que su ciudad puede pagar un tercio de los 14.000 millones de euros presupuestados definitivamente para la organización, y pretende que el Gobierno y el resto de las ciudades sufraguen el resto, unos nueve mil millones.
También se han descartado nuevas construcciones deportivas, para aprovechar y remozar instalaciones ya existentes en los alrededores de Tokio y ajustarse a la política de austeridad avalada en los últimos meses por el propio Comité Olímpico, pero, en cualquier caso muy diferente a la puesta en escena de la candidatura que Tokio llevó en la Asamblea del COI y que le valió su elección.