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Super Bowl

Texans pueden liquidar una de las peores maldiciones de la NFL

Nunca en la historia la ciudad que recibe el Super Bowl vio a su equipo en la final. Los “Texanos” ya sortearon uno de los obstáculos más difíciles y al menos lograron clasificar a los playoffs.

Jan 1, 2017; Nashville, TN, USA; Houston Texans quarterback Brock Osweiler (17) celebrates with teammates after a touchdown during the second half against the Tennessee Titans at Nissan Stadium. The Titans won 24-17. Mandatory Credit: Christopher Hanewinckel-USA TODAY Sports
Christopher HanewinckelUSA Today Sports

Tal vez es el año en que caen las maldiciones. LeBron James logró acabar con la que afectaba a los Cavaliers, que al fin ganaron un título de la NBA y de paso también le entregaron a los sufridos hinchas de Cleveland el primer campeonato –en cualquier deporte- desde 1964. Ni hablar de los Chicago Cubs: en octubre terminaron con “La Maldición de la Cabra Billy” y ganaron sus primeras Series Mundiales desde 1908.

Los Texans están empecinados en confirmar la tendencia y así derrotar el maleficio de recibir el Super Bowl. Sí, ser sede la final de la NFL es un gran negocio para la ciudad que recibe cientos de millones de dólares por el turismo, pero es una mochila muy pesada de llevar para el equipo local que nunca en la historia ha podido disputar el partido del campeonato.

Tal como se lee.

Aunque hay dos pequeñas excepciones: en la temporada de 1979 los Rams de Los Angeles, que jugaban en el Coliseo, llegaron al Super Bowl XIV en el Rose Bowl, ubicado en el suburbio angelino de Pasadena. Algo similar les pasó a 49ers., que ganaron la final de la temporada de 1984 disputada en Stanford, 50 kilómetros al sur de San Francisco.

Fuera de esos dos casos, la maldición es severa. Tanto que la mayoría de las veces los equipos locales ni siquiera clasifican a los playoffs. La temporada pasada, Super Bowl en San Francisco, y los 49ers tuvieron una marca de 5-11. Dos años antes, ninguno de los dos equipos de Nueva York pudo siquiera ilusionarse con llegar a la final en el MetLife Stadium.

Hay casos más llamativos: en la temporada de 1998, los Falcons llegaron al Super Bowl XXXIII en Miami ante los Broncos, pero al año siguiente cuando la gran final estaba programada en Atlanta, tuvieron una mediocre campaña de apenas cinco victorias.

Otro ejemplo es el de los Indianapolis Colts. Con su estadio renovado, esperaban con mucha esperanza el Super Bowl XLVI de la temporada 2011. El año anterior habían clasificado a los playoffs y contaban con Peyton Manning. Sin embargo, una complicada operación al cuello les hizo perder al mariscal estrella por toda la temporada y finalmente los Colts cerraron esa campaña como el peor equipo de la liga.

Este año, los Texans parecían destinados a seguir por este camino: están en la misma división de los siempre favoritos Colts (en el papel, claro) y corrían un riesgo al apostar por Brock Osweiler (reserva de Peyton Manning en los Broncos). Los temores por Osweiler se confirmaron: fue uno de los peores mariscales de la liga este 2016 y en las últimas fechas lo mandaron a la banca para poner de titular a Tom Savage, un jugador casi sin experiencia en la NFL.

Pero los Texans tuvieron la suerte de que en la AFC Sur los Colts decepcionaron y los otros rivales, Titans y Jaguars, realmente no asustan a nadie, pese a que Tennessee cerró con una campaña más que digna. De hecho clasificaron a los playoffs una fecha antes del final de la temporada regular.

En el sorpresivo 2016 de Trump, del Brexit, del Leicester, de Islandia en los cuartos de final de una Euro, de Chile bicampeón de la Copa América, de los Cubs y los Cavs, los Texans sueñan con jugar el Super Bowl que se disputará en su NRG Stadium o al menos con llegar por primera vez en su historia a la final de Conferencia Americana.

Pero claro, el año ya termina, y los playoffs se jugarán en los primeros días del 2017. Tal vez ahí las cosas vuelvan a la normalidad y la maldición del Super Bowl en casa termine imponiendo su invencible peso.