Sin Derek Carr, los Raiders fueron una triste caricatura en Denver
Los Denver Broncos, actuales campeones, despidieron la temporada en su estadio con una victoria sobre unos Raiders irreconocibles sin su quarterback titular.
El final de temporada de los Denver Broncos ha sido gris. Fuera de playoffs después de un buen arranque de temporada, con la noticia confirmada tras el final del partido de que Kubiak se retira, y la seguridad de que el proyecto está acabado. Elway consiguió que su equipo ganara una super Bowl hace muy pocos meses, pero el castillo se ha derrumbado casi tan deprisa como fue construido. Las bajas obligadas y las lesiones inoportunas comprometieron una temporada en la que han sido incapaces de repetir el milagro del febrero pasado.
Sin embargo, los Broncos demostraron ante Oakland que siguen siendo un conjunto con garra, carácter y alma ganadora, contra los que hay que jugar al ciento por ciento para ganar.
Los Raiders no jugaron ni al cien, ni al cincuenta por ciento. Simplemente fueron una caricatura de si mismos. Sin Carr conduciendo el ataque, quedaron atenazados por su propia vulgaridad. A falta de su gran estrella, no había nadie que supiera cómo hacer algo diferente. Eran como un robot que se movía sin alma, con un Matt McGloin incapaz de encontrar a sus receptores, una línea ofensiva irreconocible y un backfield en el que Washington y Murray no podían repetir el éxito del anterior enfrentamiento contra Denver. La defensa rival esta vez sólo tenía que preocuparse de frenar la carrera y en toda la primera mitad solo permitió 23 yardas terrestres.
Con ese panorama, era inevitable que los Broncos se llevaran la victoria. Y además sin despeinarse salvo por el susto que dio Zaire Anderson, que abandonó el partido tras sufrir un golpe sobrecogedor en la espalda en una jugada de equipos especiales, y fue trasladado de inmediato al hospital, desde donde más tarde informaron de que tenía movilidad en todas sus extremidades.
Los puntos de Denver empezaron a caer desde el primer momento, con un touchdown de carrera de Booker de 11 yardas, y desde entonces fueron como un goteo inexorable que los Raiders, desesperados en su incompetencia, eran incapaces de parar. Los Broncos se fueron al descanso 17-0 y provocando, además, que McGloin tuviera que dejar el partido después de haber sufrido un rosario de golpes. El novato Connor Cook salió a sustituirlo, pero aunque transmitió casi siempre mejores sensaciones, y pudo mover un poco más el ataque, no supo proteger el balón y sufrió una intercepción y dos fumbles que a la larga fueron minando cualquier posibilidad de remontada.
Los Broncos, sin urgencias, sobrados, y con el partido controlado, dieron la puntilla a sus rivales en su primera serie de la segunda mitad, con un touchdown de recepción de Virgil Green que dejó el marcador en un 24-0 inalcanzable para los Raiders, inoperantes en ataque. En una serie aislada, Cook consiguió lanzar un pase de touchdown de 32 yardas a Cooper que devolvió la esperanza a su equipo, pero fue solo un espejismo. En todo el resto del partido los Raiders ni siquiera fueron capaces de acercarse a distancia de field goal.
Tras la derrota, los Raiders han perdido el Seed 2 que les daba una semana de descanso en wild card y la ventaja de campo en la ronda divisional. Ahora tendrán que viajar a Houston para enfrentarse a unos Texans que también tienen grandes problemas de identidad y un agujero en la posición de quarterback, pero que ya estuvieron a punto de vencerles en México en un partido en el que sí estaba Derek Carr. Mucho tendrá que trabajar Jack del Rio en su ataque para que alcance un rendimiento mínimo que al menos le permita superar una ronda en los playoffs.