Los Chiefs consiguen el bye en playoff a costa de los Chargers
Kansas City cierra, de forma triunfal, un año para el recuerdo mientras que San Diego dice adiós a su equipo con sensación de pérdida y decepción.
Los Kansas City Chiefs se hicieron con el seed número dos de la AFC en el cuadro de playoffs de la NFL y, por lo tanto, se evitan tener que jugar la semana que viene mientras aseguran jugar la ronda divisional en casa. Casi nada. Todo ello gracias a su victoria sobre los San Diego Chargers por 37 a 27, y a la derrota de los Raiders ante los Broncos.
Son los Chiefs un equipo tan concienciado con su propia esencia que es muy difícil verles nerviosos en cualquier tipo de situación. Eso les ha llevado a, en no pocas ocasiones, ser acusados de tener un frío en las venas que les ha llevado a morir de frío. Sin embargo, cuando las cuitas no son tan graves, se las apañan para salir victoriosos de los lances en los que se les presupone superioridad.
Que les plantaran a los Chargers delante para la última jornada entra dentro de esa descripción. A fin de cuentas, la diferencia entre ser seed #2 y #5 es importante, desde luego, pero no dramática. Y a los Chargers, este año, con menearlos con algo de salero se les suelen caer los frutos de puro maduros. Que es una forma ñoña de decir que Philip Rivers va a lanzar una intercepción, vamos.
Porque Rivers ha tenido un año de récord en lo malo: ha batido su propia marca de intercepciones en un año. Si tu QB está en esas, uy, date por muerto. Es cierto que también ha dado muchos pases de touchdown, la segunda temporada en que más, pero lo uno no ha servido para compensar lo otro.
Uno de esos pases fue, hoy, a Antonio Gates, lo que coloca al tight end como el tipo de su posición, empatado con Tony González, con más anotaciones. Que no es poco para la afición de San Diego, que vivió el partido con la idea de que estos Chargers no volverán a jugar en la ciudad, algo que aún no está confirmado pero que resulta de lo más probable.
Las intercepciones de Rivers, dos como dos soles en el partido que nos ocupa, fueron definitivas. Si el encuentro iba igualado, él le ponía un balón a Marcus Peters para desestabilizar a los Chargers y si al volver del descanso se veían con fuerzas, Rivers se la entregaba a Addae para que la retornase nada menos que 90 yardas. Así no se puede.
Volviendo a Kansas, hay que sumar el factor X que han encontrado este año y que tan diferente les puede hacer del equipo romo de anteriores campañas. Se trata de Tyreek Hill, que aporta un plus de explosividad y excitación que, al no romper ningún esquema anterior, se suma a la solidez del grupo. Ecuación ganadora. Su exhibición del día fue un retorno magnífico de 95 yardas, que tuvo más de valiente que de habilidoso. Impresionante, en cualquier caso.
No obstante, insisto, aún sin los regalos de Rivers, aún sin la feliz locura de Hill, Kansas City juega a lo suyo, y eso es, por ejemplo, batir su propio récord de primeros downs en un partido en 2016. Y es que siguen siendo los mismos 'plastas' duros, pesados, firmes y seguros que te dan dolor de cabeza una tarde cualquiera.
Les veremos en playoff, algo que me parece estupendo, porque necesito equipos así en mi vida y, sin ellos, enero me parecería otra cosa. No creo que puedan decir lo mismo en San Diego de los Chargers. Ni en enero ni en septiembre. Si es así, la verdad, que decepcionante último partido de la franquicia en la ciudad.