Zidane tiene la fórmula para que Cristiano siga creciendo
Zidane y Cristiano han conseguido lo que hace no tanto parecía muy lejano: el portugués ya ha descansado en más partidos esta temporada que en cinco de las siete anteriores.
Cristiano ha entrado en razón: pese a su desmedido empeño por jugarlo y resolverlo todo, ha escuchado a su cuerpo y ha empezado a rotar más. Zidane, responsable directo de ello, ha conseguido lo que hasta ahora parecía un imposible: su estrella atiende a la lógica y es consciente de que, si quiere alargar su carrera en la élite, va siendo hora de dosificar. Y la cosa no va por mal camino: aún en diciembre, por lesiones y decisiones técnicas, el portugués se ha perdido ya más partidos que en cinco de sus siete temporadas anteriores en el Real Madrid.
CR7 ha llegado al parón navideño con una cifra de ausencias que apuntan a récord de descanso a final de temporada. No ha estado en siete de los 26 partidos que ha disputado el Real Madrid, mientras que en toda la temporada anterior (52 partidos) no estuvo en cuatro. En la 2014-2015 faltó en cinco de los 59 duelos; en la 2013-2014, en 13 de 60; en la 2012-2013, en seis de 61; en la 2011-2012, en tres de 58; en la 2010-2011, en cinco de 59; y en la primera como madridista, la 2009-2010, en 13 de 48.
Por lesión y por elección
Los motivos de las siete bajas del 7 son variados: lesión, precaución, reposo... El percance de la final de la Eurocopa le hizo perderse la Supercopa de Europa. Prefirió no precipitarse en su regreso y tampoco jugó ante Real Sociedad y Celta (jornadas 1 y 2 de LaLiga): futbolista precavido vale por dos. En la jornada cuarta, en la visita al Espanyol, tampoco quiso correr riesgos con un proceso gripal, achaque que normalmente no le hubiera hecho siquiera plantearse lo de no jugar. Para revitalizar, optó junto a Zidane por prescindir de los dos partidos coperos contra la Cultural. Con vistas al Mundial de Clubes, Zizou decidió que descansase y viviese desde su palco y no desde el césped la agónica remontada blanca contra el Deportivo.
Además, el técnico se ha decidido a sustituirle en tres partidos de LaLiga, contra Osasuna, Las Palmas y Atlético de Madrid, y en otro en el reciente Mundial de Clubes, en la prórroga de la final contra el Kashima.
La transición dulce de Zidane
Zidane también ha aplicado su sonrisa conciliadora a la siempre delicada gestión de la casuística cristiana. Salvo algún sobresalto aislado, ha conseguido reducir el dramatismo que rodeaba a las rotaciones del portugués. Si está lesionado, no va convocado. Si no está totalmente recuperado y no existen urgencias, tampoco. Si tiene tos, se queda en casa para que no vaya a más el constipado. En fin: si su físico lo pide y/o si el partido y la situación del equipo lo permiten, a rotar se ha dicho.
Esto que muestran los datos y que ahora parece hasta normal, hace nada era prácticamente tabú en la actualidad madridista. Zizou ha sabido manejar lo que fue un problema de forma que no se monte un cisco cada vez que no aparece un Cristiano que, en el propósito compartido por ambos de seguir mejorando, viene progresivamente mudándose a la posición de delantero centro. Sin malas caras, alborotos ni estridencias, el francés ha encontrado la fórmula para que su crack siga creciendo. Dosificando, esa es al menos la intención.