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Buffalo Bills

Los Buffalo Bills despiden a Rex Ryan y su hermano Rob

La era del entrenador en Western New York termina antes de su segundo año sin poder entrar en playoffs y sin afianzar un proyecto de aspecto ganador.

ORCHARD PARK, NY - DECEMBER 24: Head coach Rex Ryan of the Buffalo Bills walks offsides the field after losing turnover the Miami Dolphins at New Era Stadium on December 24, 2016 in Orchard Park, New York.   Rich Barnes/Getty Images/AFP
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Rich BarnesAFP

Los Buffalo Bills han despedido a su entrenador jefe, Rex Ryan. El equipo ha hecho oficial hoy lo que llevaba filtrando a la prensa de la ciudad desde hace tres semanas. En el mismo paquete de salida va Rob Ryan, coordinador defensivo del equipo y hermano de Rex. El entrenador interino para la última semana de la temporada regular será Anthony Lynn en la segunda promoción de ascenso en un mismo año: ya se encargó del puesto de coordinador ofensivo cuando Greg Roman fue despedido.

La era de Rex Ryan en Buffalo ha sido un fracaso. Siempre que un entrenador se va de un equipo sin haberse metido en playoff se puede considerar así, pero más aún en la franquicia que lleva más tiempo sin jugar la postemporada en la NFL, algo que ya va para diecisiete años. Sí, en los Bills han fracasado muchos entrenadores.

Tan sólo ha estado dos años, menos un partido, en su cargo. Heredó una muy buena defensa. Siendo como es un especialista defensivo, su fichaje tenía el objetivo de mantener esa unidad en la cima de la liga mientras se creaba un ataque terrestre potente. Y aunque esto segundo no hay duda de que no merece un suspenso, en lo primero fue una catástrofe.

En la temporada inicial cambió de posición a tantos jugadores que los volvió locos. Un ejemplo perfecto de ello fue el caso de Mario Williams, que llegó a negarse a jugar ciertos snaps en los que se le pedía que cayese en cobertura. Los resultados fueron muy malos para la unidad, aunque el equipo encontró en LeSean McCoy un arma ofensiva tan enorme que lideró al equipo hasta un récord de 8-8.

En la segunda temporada la mala suerte se cebó con el proyecto porque los dos rookies elegidos en las dos primeras rondas para arreglar el desaguisado de la defensa, Shaq Lawson y Reggie Ragland, se lesionaron en pretemporada. Eso destrozó las ideas que tenía Ryan con el grupo. Y lo ha pagado. A lo grande. El equipo no ha sido capaz de parar a los buenos rivales, y por tierra ha sido humillado en semanas recientes por Steelers y Dolphins, por ejemplo.

En ataque el problema fue otro, que también arrastra a Rex Ryan a su tumba. La apuesta por Tyrod Taylor, quarterback, fue rara desde un principio, pues en sus años en la liga no había demostrado talento como para ser titular. En el sistema de carrera pesada del entrenador, Taylor fue capaz de lucir números con su habilidad con las piernas y por estar limitado, en el juego aéreo, a buscar a Sammy Watkins y Charles Clay sin más lecturas ni complicaciones. Los números del primer año le dieron un contrato para este segundo y, de nuevo, quedó demostrada su limitación para ser un pasador en esta liga.

El hacer peor a una buena defensa, el formar un ataque unidimensional, el no meterse en playoff... todo ello ha llevado a Rex Ryan al paro. Y puede que de forma permanente en lo que a trabajos de la NFL se refiere. Es difícil, casi imposible, imaginar que vaya a tener otra opción como entrenador jefe este año o el que viene; sus opciones pasarían por ser coordinador defensivo e incluso eso parece un tiro lejano. Lo más probable, y talento tiene para ello, es que alguna televisión le ofrezca algún contrato para explotar su vis cómica e histriónica, algo en lo que podría acompañarle su hermano sin mucho esfuerzo.

Por parte de los Bills, el futuro es incierto. Los dueños de la franquicia, el matrimonio Pegula, se ha hartado de filtrar a la prensa que iban a despedir a Rex Ryan, y no lo hacían. Justo la semana en la que filtran que se quedará hasta final de año, le despiden. De manera análoga, han dejado caer que Doug Whaley, general manager, seguirá en su puesto... yo no estaría tranquilo de ser él.

El perfil de estos dueños, no obstante, parece asegurar que buscarán un gran nombre para un gran proyecto. El primero que ha aparecido en los medios de Buffalo es el de Tom Coughlin. De hecho, se especula que este despido tiene mucho que ver con que Coughlin se entrevista con los Jacksonville Jaguars para el puesto de entrenador jefe esta misma semana. El propio Anthony Lynn es un hombre muy querido en la franquicia, pero me extrañaría que siguiesen ese camino por la necesidad, o el empeño, que tienen en que el elegido llame la atención ya desde el mismo momento en que se anuncie su nombre.

Se acabaron los Buffalo ills de Rex Ryan. Se acabaron como los de Doug Marrone, los de Chan Gailey, los de Dick Jauron, los de Gregg Williams, los de Mike Mularkey... sin playoffs. El siguiente ya sabe lo que le espera si su equipo no está jugando en enero.

Y una última reflexión muy de fan, si me lo permitís: que el siguiente sea Tyrod Taylor, por favor.