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MUNDIAL DE CLUBES | REAL MADRID

Antes que el América, en el Real Madrid preocupa el ‘jet-lag’

Zinedine Zidane teme los efectos del cambio horario. Los jugadores tuvieron un acto publicitario tras la sesión de trabajo.

YokohamaActualizado a
Antonio Pintus dirigió un entrenamiento con sólo parte física: 30 minutos de carrera continua.
Jesús Rubio / Diario ASDIARIO AS

América-Tigres en vivo

Se celebra el primer entrenamiento del Madrid en Japón y las autoridades locales lo han cuidado con celo. Ya es de noche y decenas de agentes de seguridad manejan la situación entre gritos secos y contundentes mientras mueven con rapidez unas barras de luz fluorescente. La expectación es grande y más de cincuenta medios internacionales se agolpan a las puertas del Mitsuzawa Stadium. Está retirado del centro de Yokohama. Por eso, el número de fans es menor. Sólo son unos 40, pero reciben al autocar del Madrid jaleando nombres mal pronunciados y mostrando las fotografías de sus ídolos entre chillidos descontrolados. El fenómeno groupie ha llegado al país del sol naciente con fuerza. En la fotografía se cuela hasta un joven luchador de sumo que, con gesto serio, también quiere mostrar su madridismo.

El Madrid se entrenó ayer sin que se supiera que el Balón de Oro ya es para Cristiano ni el rival de la Champions (faltaban tres horas aún para que el Nápoles entrara en la vida de los jugadores). Pero las dos cosas flotaban en el ambiente. 22 de los 23 que ha traído Zidane saltaron al césped (Ramos se quedó trabajando en el gimnasio) entre risas y gestos de complicidad… Cristiano se dejó ver mucho en la sesión. Es el protagonista de las últimas horas y lo está disfrutando. Los jugadores se limitaron a hacer carrera continua pero él siempre estuvo al frente en el grupo en el que debía correr. Sonreía, bromeaba con Pintus en voz alta, miraba a la grada… Es la estrella del momento. Flamante Balón de Oro. Sólo queda refrendarlo ganando el Mundial de Clubes.

Zidane organizó una sesión muy suave para evitar que sobrevengan las lesiones por los efectos del jet-lag. “Yo en el viaje he dormido muy poco. Y hoy otro poco más… Hay que acostumbrarse rápido”, dijo ayer Marcelo, que antepuso a esas excusas el “espectacular recibimiento de los japoneses aunque el equipo llegara a las cinco de la mañana del domingo al lunes”. En el hotel, durante toda la jornada, también hubo apostados otros cincuenta hinchas con el único propósito de ver a sus ídolos y cazar algún autógrafo, labor para la que, por cierto, tienen una técnica muy depurada, ya que estiran las camisetas enfundándolas en una especie de paneles de madera para que la rúbrica quede impecable.

Ya por la tarde, los futbolistas tuvieron que atender a un compromiso publicitario. Toda la plantilla firmó autógrafos y camisetas en un acto privado de Adidas. El buen ambiente se respiraba entre los jugadores. Cuando a Marcelo le preguntaron por el Balón de Oro dijo entre risas: “¿Va a conseguirlo? Creo que no voy a dormir para verlo en directo”.