Ser MVP, perder el Super Bowl y hundirse: Newton no está sólo
No es la primera vez que una gran estrella de la NFL tiene un bajón de rendimiento tras haber rozado la gloria con la yema de los dedos.
La temporada de los Carolina Panthers y de Cam Newton está siendo un desastre. No hay forma de maquillarlo. De ser uno de los grandes aspirantes a jugar la Super Bowl, el equipo, y a repetir como MVP, el jugador, han pasado a ser una mera comparsa en este mes final de competición. En los cuatro partidos que restan este año no se juegan más que el honor porque están con 4 victorias y 8 derrotas y sus opciones de entrar en playoffs son nulas; no en el sentido matemático, pero si en el de la lógica.
No es este fenómeno nuevo en la NFL. Durante años se habló de una maldición del perdedor de la Super Bowl. Aquella chorrada, que dominó no pocas conversaciones a principio del siglo XXI, se hundió con el peso de evidencias que indicaban que cada caso era un mundo y, como todas las maldiciones, pereció al aumentar los casos de estudio. Eso no impide decir que hay una correlación bastante obvia entre perder en la Super Bowl y tener una peor temporada el año siguiente.
Menos conocido es el hecho de los quarterbacks MVPs que, tras caer con su equipo en el último partido del año y quedarse con la miel en los labios y el Lombardi Trophy en el vestuario de al lado, pasan a tener una crisis de juego y de estadísticas, pero también hay ejemplos en la historia que hacen que ni Cam Newton ni los Carolina Panthers sean los primeros en sufrir tal calamidad.
Cuatro precedentes hay de QBs que fueron elegidos como los más valiosos, que llegaron a la final y que tuvieron una resaca horrible el siguiente año. El primero fue Johnny Unitas, que ganó la NFL y el MVP en 1959 con los Baltimore Colts y, en 1960, su equipo ni se clasificó para playoffs. Y.A. Tittle, de los New York Giants, perdió la final de la NFL en 1963 tras ser el mejor jugador de la temporada y no se clasificaron para playoffs en 1964.
Dos de los casos más recientes, y famosos, son los de John Elway y Kurt Warner. El primero fue MVP en 1987 y los Broncos perdieron contra los Redskins, a lo que siguió un 1988 catastrófico. El segundo fue el gran líder de 'The Greatest Show on Turf' en 2001, cuando perdieron con el inicio de la dinastía de los New England Patriots de Belichick y Brady, y acabó siendo un desastre en 2002; incluso fue traspasado.
Lo que, además, tienen en común Unitas, Elway y Warner es que su carrera, después de aquello, volvió a la cima. Los dos primeros, incluso, ganando más MVPs.
Los Panthers por su parte, entran en la categoría de equipos que tienen una resaca monumental tras la Super Bowl, junto a los grandes finalistas de principios de siglo: Giants (2000), Rams (2001), Raiders (2002), Panthers (2003), Eagles (2004) y Bears (2006). Todos ellos hundidos en la miseria tras acariciar el anillo, sin clasificarse para playoff en la temporada siguiente.
De hecho, ningún equipo que haya perdido en una Super Bowl ha vuelto al gran partido al año siguiente desde los Buffalo Bills de 1994, lo que indica la enorme dificultad que entraña la tarea.
En definitiva, y aunque no es consuelo alguno, ni tampoco sirve de explicación o excusa, lo que les está pasando a los Carolina Panthers, en general, y a Cam Newton, en particular, no es ninguna novedad en esta liga.