GRUPO C | BARCELONA 4-GLADBACH 0
Iniesta resucita el espíritu y Arda pone los goles ante el Gladbach
El turco firmó un hat-trick después de ser señalado por el empate en el Clásico. Messi marcó y se quedó a un gol del récord de Cristiano. Alcácer, otro partido sin marcar. Buen partido de Aleix, Denis y André Gomes.
Puede que el resultado del partido ante el Borussia de Mönchengladbag le importara “tres narices” a Luis Enrique, puesto que el Barça sabía de antemano que iba a ser primero de grupo pasara lo que pasara, pero la victoria por 4-0 supuso un impulso para varios de los jugadores. Hablamos de futbolistas que hasta el día de ayer habían transitado por la temporada entre la indiferencia de su técnico, el castigo de las lesiones y la falta de continuidad.
Obviamente, el gran beneficiado de la noche fue el turco Arda Turan, con tres goles en 17 minutos que le sirven para redimirse tras su actuación en el Clásico, marcada por la inexplicable falta que cometió sobre Marcelo y que fue el origen del gol de Ramos. Arda demostró que su puesto es el de punta por la izquierda, donde ya ha marcado más goles que Neymar, el teórico titular, que en los partidos de poca enjundia se sale y que sabe como nadie aprovechar una ligera brisa a favor para hinchar velas. Su gesto de señalarse el escudo tras marcar el tercer tanto mirando a la grada fue un homenaje al tribunerismo tan grosero, que hacía tiempo que no se veía.
Pero además de Arda, del partido salieron reforzados gente como Aleix Vidal, Denis, Umtiti o André Gomes. Capítulo aparte merece Iniesta. La presencia del manchego en el campo durante la hora en la que jugó bastó para darle al equipo de Luis Enrique un empaque y una solidez que dejó al conjunto alemán como una marioneta.
Se volvió a ver un Barcelona dominador, agresivo en la recuperación y rápido en ataque. Un Barcelona que gracias a los tres de Arda y el tanto inicial de Messi, a asistencia del turco, confirma su pase a los octavos de final de la Liga de Campeones como primero de grupo. Una inyección de moral que, más allá de las “tres narices” de Luis Enrique, debe de servir para despegar de una vez en la Liga.
