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Steelers 24 – Giants 14

Eli Manning se ha convertido en un lastre para los Giants

Los Steelers resolvieron el partido sin grandes sobresaltos mientras el quarterback de Nueva York era incapaz de mover el ataque de su equipo con criterio.

Dec 4, 2016; Pittsburgh, PA, USA;  New York Giants quarterback Eli Manning (10) looks to pass against the Pittsburgh Steelers during the first quarter at Heinz Field. Mandatory Credit: Jason Bridge-USA TODAY Sports
Jason BridgeUSA Today Sports

Definitivamente, Eli Manning se ha convertido en un lastre para sus Giants. Como si no se supiera el libro de jugadas y siempre estuviera improvisando. Como si hubiera perdido la coordinación con sus receptores y siempre soltara el balón medio segundo tarde. Como si no fuera capaz de interpretar los movimientos de la defensa. Como si sufriera hipermetropía, astigmatismo, vista cansada o inicio de cataratas…

Con tanto despropósito en la mochila, los Giants se ven obligados a jugar siempre encomendados a su defensa. Con velitas y novenas. Y claro, contra otros equipos se puede intentar, pero si tienes delante a los Steelers, así no hay manera.

No es que Pittsburgh empezara demasiado bien. Sus primeras series no fueron a ninguna parte. Pero tampoco había prisa. La inoperancia de Eli les daba margen de error. Tenían que caer. Y solo era cuestión de tiempo. Primero fue un safety por un holding dentro de la end zone de Nueva York, más tarde un field goal, el inevitable touchdown de Antonio Brown y, como quien no quiere la cosa, los ‘Señores del Acero’ estaban 11 puntos arriba, que lo de fallar la conversión de dos ya se ha convertido en chulería de millonario.

Al mismo tiempo, Eli estaba lanzando intercepciones en la end zone rival, mirando al infinito con gesto de incomprensión y preguntándose qué hace todavía jugando a eso a sus 35 años y con su hermano viéndole hacer el ridículo por la tele. Sus rivales, a otro rollo, metían un field goal más antes del descanso y se iban 14-0 con la tranquilidad de que aunque la defensa rival no perdía la cara al partido, el ataque parecía incapaz de mover las cadenas.

Para que los Giants volvieran a la vida hizo falta que LeVeon Bell, que se estaba pegando un auténtico festín (118 yardas de carrera y 64 de pase al final del partido), sufriera un fumble en su propia yarda 17. En la serie anterior Eli Maning no había sabido cómo completar un cuarta y una en la yarda 3 rival, pero esta vez sí encontró a Rashad Jennings para acercar a su equipo en el luminoso 14-7.

Los Steelers, sin inmutarse, apretaron lo justo el acelerador para atravesarse el campo y que terminara anotando Ladarius Green (21-7), que por fin empieza a parecerse al tight end con el que soñaban (110 yardas en 6 recepciones).

Quedaba más de un cuarto por delante, pero ya era imposible que pasara nada importante. El ataque de los Giants seguía sin mover las cadenas con algo de criterio. Todo eran pases de Eli sin ton ni son, que a veces llegaban a su destino y otras muchas se perdían. Y eso que Paul Perkins, su corredor novato, dejaba buenas sensaciones en algunas carreras meritorias. Pero en Nueva York este año lo de correr ni se plantea.

Además, McAdoo se desesperaba y comenzaba a jugarse cuartos downs en cada serie, que acababan con pases interceptados o sacks inevitables. Quizá con algo más de paciencia, los Giants podrían haber puesto algo más de tensión a un partido en el que sobró la segunda parte.

En los últimos minutos aún anotó Pittsburgh un field goal y Eli condujo un ataque existoso en cuanto la secundaria dio un poco de aire a los receptores, pero el touchdown de Shepard solo sirvió para hinchar las estadísticas del quarterback, y maquillar la realidad de que se esté convirtiendo en un lastre para los Giants.

ESTADÍSTICAS COMPLETAS DEL PARTIDO