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GUIJUELO 0-ATLÉTICO DE MADRID 6

El Atlético golea al Guijuelo en la Copa del Rey

Los de Simeone resolvieron la eliminatoria en el Helmántico. Carrasco firmó un doblete, Saúl abrió el marcador en un penalti inexistente, Vrsaljko, Correa y Rober firmaron la goleada.

El Atlético golea al Guijuelo en la Copa del Rey
CESAR MANSOAFP

Guarda el viejo cemento del Helmántico un secreto que tiene que ver con las cábalas: en la época dorada de la Unión Deportiva, uno de sus utilleros colocó en el hormigón una moneda de veinte duros en el segundo peldaño de las escaleras que suben del vestuario visitante al césped. La peculiaridad es cómo: en cruz. Para que antes de saltar al campo eso fuera lo último que los rivales del Salamanca pisaran y su partido ya naciera torcido. Sin darse cuenta (sólo se ve si uno se fija, si uno sabe). Así, tan fácil. A veces funcionaba. A veces no.

Muchos años llevaba un Primera sin pisar esa moneda. O Salamanca, que demostró cuánto echa de menos este fútbol, el de élite: quince minutos antes de que este comenzara se pedía que se retrasara su comienzo. La grada aún semivacía. La gente estaba en las puertas, embotellada, atascada. Pero el silbato de Undiano fue implacable: no se esperó a nadie. El partido comenzaba torcido en general. Y, hasta el minuto 28 pareció que esa moneda seguía funcionando, como antaño, como en la época dorada de la Unión. No se sabía muy bien qué rojiblanco la había pisado. O si habían sido todos, en general.

En la primera jugada, carrera de Correa y el balón se pasea por la línea de gol. En la siguiente, remate del Guijuelo y Moyá salta para atrapar y la pelota se le resbala. Al rato, Savic cojeaba. Simeone no encontraba el dibujo ante el Guijuelo, un Segunda B que estaba apretando como un zapato dos tallas más pequeñas. Si había salido con Saúl en el centro (y capitán), Caio (debut) y Thomas a izquierda y derecha, al rato todos estaban cambiados. Y Gaitán, acechando en la mediapunta cuando había comenzado pegado a la cal. Pero el Atleti no asustaba. El Guijuelo tenía el balón y lo jugaba. Entonces llegó el 28’ y al Atleti se le puso el partido de cara

Fue por un silbato, el de Undiano. Por un penalti que no fue. Lo fingió Carrasco. En realidad el defensa del Guijuelo (Héctor) no tocó al belga, estaba a un palmo de distancia, pero la cruz de esa moneda del Helmántico la había pisado Undiano y picó, pitó. Saúl lo marcó. El Helmántico acababa de volcarse hacía la portería de Royo, aunque la confirmación no llegaría hasta justo antes del descanso, cuando Vrsaljko aprovechaba un gran pase de Thomas y batía por bajo al portero del Guijuelo.

El gol, además de suponer el descanso, también terminó con el aire de gresca que ese penalti que no era había dejado. Héctor, el más cabreado del Guijuelo, había dejado de pensar en el fútbol. Sólo estaba cabreado. Lo demostró en la siguiente jugada, con una falta que fue más llave inglesa que entrada sobre Correa. Amarilla.

Después del descanso, toda la gente ocupaba, al fin, su sitio en el Helmántico y Carrasco marcaba goles legales. Uno se lo dio Correa, otro Saúl, en los dos había un hombre a principio de todos los balones: Gaitán. Si le pedía Simeone más compromiso con el grupo el día anterior, éste lo demostró donde se debe, en el campo. Fue el más destacado de los meritorios y eso que, muchos destacaron, en ese momento en el que el Guijuelo ya no era rival sino sparring y todas las miradas se dirigían a su botiquín, muy logrado: un jamón, pero con vendas y no carne en su interior.

Lucas, Moyá, que saltó con grandes reflejos para evitar el único remate con peligro real del Guijuelo, Thomas o Correa, que además de dar un gol, también lo marcó. El quinto. El sexto, un canterano, Rober, que a su debut le puso la música del gol y en un estadio mítico, el Helmántico, donde el Atlético le hizo un set a las cábalas.

Guijuelo