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OSASUNA 0-ATLÉTICO DE MADRID 3

El Atleti resurge en El Sadar

Godín, Gameiro y Carrasco hacen olvidar el varapalo en el derbi. Oblak paró un penalti con 0-0 y Tiago volvió a dar equilibrio. Segunda derrota de Caparrós y nueva derrota.

México
Jugadores del Atlético celebrando un gol ante el Osasuna.
Jugadores del Atlético celebrando un gol ante el Osasuna.CESAR MANSOAFP

Interior, vestuario visitante de El Sadar, mediodía: Simeone ha repartido ya papeles. Hay silencio: va a rodarse La Vida con Tiago, capítulo 167. Un clásico. Sin embargo, parece, es como si se estrenara. Lo marca el calendario. Mañana (por hoy) justo hace un año que el protagonista se rompió la tibia y el Atleti tuvo que reescribir su guión. La Vida sin Tiago duraría lo que restó de temporada. El spin-off de Simeone, Saúl, fue un éxito. Pero hoy Tiago ha vuelto. Sin hacer ruido, poco a poco… Gira de verano, cameos… Hace unos días grabó un piloto, Atleti-PSV, que gustó, gustó mucho. Devolvió al Atleti, además, audiencias pasadas. Hoy La Vida con Tiago vuelve al prime time del fútbol: LaLiga. El escenario no es ideal, El Sadar. En el otro banquillo, además, está Caparrós, un director experto en épicas.

Exterior, césped de El Sadar, tarde: los jugadores se reparten por el césped. En el centro, a la derecha, de Gabi, Tiago ocupa su sitio, como si estuviese pintado en tiza sobre la hierba, como Dogville, la película de Lars Von Trier. El balón rueda. El episodio 167 de La vida con Tiago comienza. Enseguida Osasuna tomó protagonismo. Primera jugada y un córner. En la siguiente, un despeje que le pegó en la cara a Tano se convirtió en ocasión para el Atleti: Griezmann se llevó el balón y se lo cedió a Gameiro que, solo ante Nauzet, la envió fuera. Tardaría el Atleti en volver por ahí.

Osasuna quería acción. Y en los primeros treinta minutos pasó de todo. El Atleti no terminaba de entrar, de jugar. Koke, que empezó en la banda, se movía por el centro, la mediapunta, pero era Osasuna quien tenía el control. En el 13’ pudo subirlo al marcador. Primero con una ocasión de Kodro que repelió Oblak y que terminó con el silbato de Mateu. En la misma jugada, Giménez había empujado a Riera en el área. Penalti. Lo lanzó Roberto Torres, a media altura. Lo paró Oblak, que es míster Hyde en las tandas y el doctor Jekyll cuando le lanzan uno en un partido. Cuatro paradas de ocho. Cincuenta por ciento.

Griezmann robaba un balón y asistía a Correa que estampaba el balón en el cuerpo de Nauzet. Causic imponente en el centro, Osasuna apretaba. Era imposible quitar los ojos del césped. Había paradas, patadas, tarascadas, pasaba de todo. El suelo de los banquillos era un lecho de uñas mordidas: para Osasuna ganar era respirar un poco (es penúltimo). Para el Atleti, perder, era quedarse a 12 del Madrid. Un lío. Dos remates de cabeza de Giménez fueron un avance: un minuto le bastó al Atleti para espantar la intriga, resolver la trama. Es lo que tienen las superproducciones. Fue en el 35’. Y de córner, viejo símbolo cholista. Koke lo lanza, Godín remata de cabeza, el balón se va a la red, el penúltimo de El Faraón, especialista en goles importantes. En la jugada siguiente, Correa bombea un balón para Gameiro que hace el segundo. En ese momento, por cierto, el Atleti ya tenía el control, el balón. Normal. Tiago había pedido el balón para darle al partido pausa, equilibrio. Qué protagonista. Siempre está, aunque parezca que no esté.

Exterior, césped de El Sadar, la noche va a empezar a caer: los 45’ que quedaban fueron larguísimos, de fútbol horizontal, de fútbol control. La película había quedado resuelta en la primera. Sin ocasiones, sin embargo, hubo un susto: Griezmann, cojeando. Duró nada, pero asustó, asustó de verdad. Ante la falta de fútbol, Mateu Lahoz pidió foco. Pitó nada en dos manos de Osasuna en el área (la de Oier, bajo palos, fue clara; la otra, de Unai García, también) y Simeone movía su banquillo para sujetar el resultado. Fuera Gameiro, fuera Correa. Dentro, Dentro Saúl, Carrasco y Thomas. Aquel Atleti que comenzó la temporada jugando con cuatro delanteros, terminaba ayer en El Sadar sin ninguno y con cinco centrocampistas. Entre ellos, su seguro. Tiago que, por primera vez en un año, jugó los 90’ de un partido. Y fue protagonista, del primero al último, cuando Carrasco aprovechó un regalo de Unai para hacer el tercero del Atleti. No podía tener otro final esta película.

Fundido a negro (aunque con Tiago ni es fundido ni es negro: De ahí que La vida con él lleve 167 capítulos en el Atleti, de ahí que esta sea una serie que un rojiblanco no quiere que se termine nunca).