Si se llamara Ignacio Cannavaro
Hay varias cosas que sabemos de Nacho Fernández. Es jugador del Real Madrid, se ha formado desde niño en la cantera del club, es un estupendo y versátil defensa, comete muy pocos errores, no destaca por su estampa pero le gusta ganar en la fricción, el cuerpo le pide quitar la pelota a los rivales y cabecea con una eficacia muy superior a la que podría pensarse por su estatura: 1,78 metros. Su hoja de servicios es intachable. Cuando se le ha requerido, ha funcionado como un reloj. Ha apagado toda clase de fuegos en los dos costados de la defensa y ha desmentido rotundamente que su físico le impida jugar de central. Sin embargo, es la pieza del equipo que salta irremediablemente de la alineación cuando regresan los titulares. ¿Ocurriría lo mismo si se llamara Ignacio Cannavaro y hubiera nacido en la Campania italiana?
Nacho no jugó en Lisboa después de su partidazo frente al Atlético de Madrid. No es el primera de esta temporada. Su prestigio ha crecido lo suficiente como para acudir con regularidad a la Selección española, donde mantiene las mismas constantes futbolísticas que en el Real Madrid. En Wembley fue el único defensa que aguantó la tormenta en el primer tiempo. Hace tres temporadas, en la segunda campaña de Ancelotti en el Real Madrid, Nacho formó pareja con Varane. Se dijo que gran parte del 4-0 que recibió el Madrid fue debido a la inseguridad de los dos jóvenes centrales. Casi tres años después, Varane y Nacho fueron impermeables a los ataques del Atlético.
El regreso de Ramos significó la suplencia de Nacho en Alvalade. Más sorprendente fue su ausencia en el segundo tiempo, cuando la banda izquierda del Real Madrid escenificó una tragicomedia. Marcelo rodó por el suelo tras salir claramente superado por el ágil Gelson en una carrera que midió la velocidad de ambos. Por un momento pareció que la lesión de Marcelo era preocupante. Se llevó la mano a la rodilla y luego al tobillo. Salió del campo, se levantó inmediatamente y regresó al campo como un pincel. Sus dos primeras intervenciones fueron explosivas. Ni rastro de la lesión que se pronosticó durante su pequeño Trafalgar con Gelson.
Minutos más tarde, Marcelo abandonó el campo. Ingresó Coentrao, jugador singular donde los haya. En sus mejores momentos, que no han sido muchos, se reveló como un lateral más que competente. Fue titular en la final de la Liga de Campeones que se disputó en Lisboa, en 2014. Las lesiones y una marcada tendencia al despiste le alejaron del Real Madrid en las dos últimas temporadas. Hace tanto tiempo que no juega con regularidad que Coentrao transmite malas vibraciones a la hinchada en estos momentos. Con el único gol de ventaja del Real Madrid, Zidane prefirió tirar de Coentrao que de Nacho, cuyos enormes méritos no acaban de concederle la visibilidad que merece.