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Green Bay Packers

La defensa de los Packers es la peor del equipo desde 1953

Green Bay ha enlazado cuatro partidos seguidos encajando más de treinta puntos y más de cuarenta puntos en los dos últimos, saldados con derrota.

LANDOVER, MD - NOVEMBER 20: Wide receiver Jamison Crowder #80 of the Washington Redskins carries the ball past cornerback LaDarius Gunter #36 of the Green Bay Packers in the fourth quarter at FedExField on November 20, 2016 in Landover, Maryland.   Rob Carr/Getty Images/AFP
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Rob CarrAFP

La defensa de los Green Bay Packers ha alcanzado cotas difíciles de imaginar. Tanto que hay que irse hasta 1953 para encontrar datos similares.

En concreto, para el hecho de haber encajado más de treinta puntos en cuatro de los últimos cinco partidos. Y más de cuarenta en los dos últimos, que se saldaron con derrota ante los Indianapolis Colts y los Washington Redskins.

La única excepción de estos cinco últimos encuentros es la victoria que consiguieron, en la semana siete, frente a los Chicago Bears, a los que dejaron en 10 puntos.

Como veis, la situación es mala. Históricamente mala.

La defensa en estos Packers, los de Mike McCarthy y Ted Thompson como entrenador y general manager respectivamente, los de Aaron Rodgers como quarterback principal, nunca ha sido necesaria más que como apoyo. Una unidad oportunista capaz de robar un balón de vez en cuando, ser agresiva en tres downs iniciales y, de ahí para arriba, dejar que el ataque ganase sus partidos. Eso cambió el año pasado, con un front seven mejorado y una ofensiva que ya no era tan imparable. Así que se esperaba un paso más en esta temporada. Sin embargo, se ha producido todo lo contrario.

La caída en picado empieza por la secundaria. De entrada, ya era el grupo más sospechoso. Y lo que no daba buena espina se convirtió en un agujero tremendo con las lesiones de los tres cornerbacks principales, Sam Shields, Damarious Randell y Quentin Rollins. Esto ha llevado a tener hasta tres safeties en el campo, alguno incluso ocupando el slot. Los resultados han sido terribles. Les ha quemado todo el mundo.

Hay que añadir que en el cuerpo de linebackers también han sufrido la intemerata: Clay Matthews se ha perdido cuatro partidos, Blake Martínez y Jake Ryan, dos linebackers interiores, han faltado en al menos un partido.

Las lesiones, no obstante, no pueden servir de excusa porque no hay equipo NFL que presente su cuenta de ausentes y no se eche las manos a la cabeza ante lo que pudo ser y no es. Hay que tener una plantilla profunda que pueda sobrevivir, al menos con cierta dignidad, este tipo de inconvenientes que, en esta liga, son inevitables.

Hay otro tipo de problemas en esta unidad que tienen mal arreglo. Se trata del hecho de que no está diseñada para estar mucho tiempo en el campo y con el ataque tan errático se les exige eso en exceso. O de la falta de profundidad en general. O de la edad de alguien que debería ser pieza capital, como Julius Peppers, por llevar sobre sus hombros el pass rush exterior del equipo.

Todo sumado da como resultado que desde los años cincuenta esta franquicia no había visto un mes y pico tan espantoso en defensa. Y, siendo así, sus opciones de hacer algo esta temporada se van evaporando semana a semana.