Jueces de línea con silbato
Se oye a menudo en las narraciones de fútbol: “La falta la ha pitado el juez de línea”. Llama mucho la atención lo que pasa con el mundo arbitral y el lenguaje referido a sus integrantes: lo que se aplica a uno o a un grupo, se aplica a todos.
Por ejemplo, los árbitros españoles están agrupados en un colegio, y por eso los periodistas los llaman “colegiados”. Es curiosa esa denominación, como ya se ha comentado aquí, porque también están agrupados en un colegio los médicos y no decimos “voy al colegiado a que me mire el colesterol”. En fin, demos por bueno que los árbitros españoles son colegiados y por tanto se les puede nombrar así. Pero nadie sabe si el árbitro estonio que nos corresponde en un partido internacional está colegiado o no, y sin embargo también se le llama colegiado.
Otro tanto sucedió con sus nombres. Dícese que en época de la dictadura el árbitro murciano llamado Franco provocó sin él quererlo que se le añadiera el apellido materno para evitar que en las narraciones se formasen algunas frases inconvenientes (“Franco se ha equivocado”, por ejemplo; o “Franco no ha dado una”). Y una vez que tal costumbre se le aplicó a él, quedó extendida también a todos sus compañeros españoles. Y si eso no se ha copiado con los árbitros extranjeros sólo se debe a que solemos desconocer ese dato. ¿Pero qué necesidad de segundo apellido tenían trencillas como Acebal (Acebal Pezón), o Japón (Japón Sevilla), o Brito (Brito Arceo), o Undiano (Undiano Mallenco) si con el primero solo no podían confundirse con nadie? Daba igual: el mundo arbitral es Fuenteovejuna.
Tal mimetismo general se está aplicando ahora cuando la función de pitar una falta, un penalti o un fuera de juego no se reserva sólo al que lleva el silbato. “El fuera de juego lo ha pitado el línea”, escuchamos.
Sólo el árbitro dispone de silbato, y por eso es el único que puede pitar un fuera de banda. Los dos asistentes llevan a su vez sendas banderolas, con las que tienen la oportunidad de señalar, marcar o avisar. Pero lo que se dice pitar…, no pitan nada.
Ahora bien, como en ese mundo todo es extensible, a ver quién argumenta en contra de que los jueces de línea “piten” como si fueran un árbitro. También ellos son colegiados y tienen dos apellidos.