Cuando el boxeo fue lo más
Ayer fue el último adiós a Perico Fernández. Con él se nos fue parte de la historia del deporte de España. Hubo un tiempo que el boxeo era muy popular. Capaz de abarrotar el Palacio de los Deportes. Eran los años 60 y 70. Los deportes de los que se hablaba en España se contaban con los dedos de una mano: fútbol, tenis por Santana, el baloncesto empezaba gracias al Madrid de Ferrándiz, ciclismo, boxeo y poco más. Boxeo, mucho. Era donde teníamos más campeones: Galiana, Ben Alí, Sombrita, Carrasco, Legrá, Manolo Calvo, Urtain, Velázquez, Senín, Tony Ortiz, José Durán, Perico Fernández... y ahí se abrió un paréntesis. Vinieron nuevos tiempos, y los campeones de mayor tirón, como Castillejo o Campillo, tardaron en aparecer 25 años.
El boxeo ahora está denostado. Apenas hay veladas, falta afición y no tenemos campeones. Languidece. Siempre tuvo detractores, pero nunca le faltaron valedores que en su juventud habían practicado el boxeo. Entre ellos, Samaranch y Tony Leblanc. En otras partes del mundo, el boxeo sigue estando muy vivo. Llega a ser, incluso, un negocio colosal. Aún está reciente el combate entre Pacquiao y Mayweather, que generó 520 millones de dólares entre la taquilla, la televisión y los patrocinadores. Pocos deportes pueden mover tanto dinero en un solo día. Por eso el boxeo seguirá existiendo allá donde produzca beneficios. Aquí dejó de darlos y cayó en el olvido. Mas no es el caso de nuestros viejos campeones, de tan grandes como fueron. Zaragoza despidió ayer a uno de ellos.