Los Vikingos de Minnesota han entrado en un tobogán
Los últimos partidos han puesto al equipo en una situación complicada. Más allá de los resultados, los Vikings han dejado una imagen preocupante.
En barrena. Los Minnesota Vikings han entrado en barrena. Los tres últimos partidos han puesto al equipo en una situación complicada. Más allá de los resultados, los Vikings han dejado una imagen que preocupa a sus seguidores. No estoy diciendo que haya sido mala, porque siguen siendo un equipo que compite y en el que su defensa sigue funcionando. Sin embargo, no queda rastro de ese poderío mostrado en las primeras cinco semanas y que parece haberse esfumado tras su semana de descanso. ¿Y qué ha pasado para que esto suceda? Vamos a verlo.
El principal problema que tienen los Vikings es su ataque. La línea ofensiva, ya de por sí mala, se ha visto castigada por las lesiones y se ha caído completamente. A principios de temporada, la debilidad de este equipo era su OL y el intento de mejorarla, por parte de la gerencia, chocó con uno de los mayores virus que existen en la NFL: las lesiones.
Después de la lesión de 2015, a Phil Loadholt se le esperaba como agua de mayo para el right tackle, así que cuando anunció su retirada, en agosto de 2016, Zimmer sabía que la cosa no iba a ir bien. Días más tarde, en una decisión un tanto discutible, los Vikings decidieron prescindir de su center titular, el veterano John Sullivan. En muy poco tiempo, y con una línea en entredicho, el equipo “morado” se quedaba sin dos titulares. Esto no pintaba nada bien. Joe Berger y Andre Smith serían los sustitutos.
Cayó Teddy Bridgewater y llegó Sam Bradford en un trade muy discutido, pero que dejaba claro las expectativas que tenían los Vikings en esta temporada. El equipo asumió este cambio y no pareció afectar en nada. Cayó Adrian Peterson y siguieron ganando. No hubo pánico y su defensa continuó haciendo todo lo posible para que las victorias subieran al casillero. Pero aún faltaba lo peor.
Matt Kalil y Smith también cayeron lesionados. La línea ofensiva quedaba compuesta por Clemmings, Boone, Berger, Fusco y Jeremiah Sirles. Esto era, cuanto menos, peligroso. Clemmings y Boone también sufrieron lesiones menores dejándolos fuera en algún partido y el fichaje de Jake Long dejó claro que este jugador ya no está para jugar en la liga. Aquí tenemos el gran problema de estos Vikings. No tienen línea ofensiva y esto repercute en todo el equipo, aunque no os lo creáis.
Norv Turner es un coordinador que siempre se ha caracterizado por el juego vertical, por el juego profundo. El año pasado, viendo los problemas que aún tenía Bridgewater con este juego, Turner “contuvo” su playbook para adaptarse a su QB. El ataque recaía en las espaldas de Peterson por tierra, y Teddy movía las cadenas con pases rápidos y cortos. No era un ataque muy brillante, pero conseguía su objetivo: drives largos y sostenidos, los cuales permitían a su defensa (el corazón de este equipo) estar descansada y hacer su trabajo. La lesión de Teddy trajo la llegada de Bradford, jugador que sí era capaz de pasar en el juego profundo que tanto le gustaba a Turner. Además, la lesión de Peterson dio más alas al OC para soltarse y volver a sus orígenes. El problema es que, sin una OL que aguante dos o tres segundos en protección de pase, el QB no va a encontrar a ningún receptor abierto, no le va a dar a tiempo y, lo que es peor, va a ser castigado con muchos golpes por la defensa. Si tienes un QB de cristal, hay muchas probabilidades de que el invento salga muy mal. Así que Turner renunció a su cargo y se promovió a Pat Shurmur como nuevo coordinador ofensivo. La cosa, ahora, cambia.
Shurmur tiene un playbook mucho más contenido. Su principal baza es la West Coast Offense. Esta ofensiva tiene como objetivo claro la posesión del balón. Muchos dropbacks de tres pasos, con rutas cortas y lecturas rápidas en las que el pasador puede soltar el balón en décimas de segundos. Es decir, la OL no tiene que estar mucho tiempo bloqueando a la defensa. Deben ser hombres ágiles y móviles. Estoy convencido que con ese QB y esos receptores, esta ofensiva puede funcionar. Me voy a explicar.
Steffon Diggs, Adam Thielen y Cordarrelle Patterson son tres jugadores capaces de ganar yardas después de recibir el pase, así como conseguir separación del defensor en movimientos explosivos. Esto es algo fundamental en la WCO. Los wide receivers tienen como misión ganar por tierra las yardas que no se ganan con el balón por el aire.
A partir de ahora vamos a ver a los Vikings usar mucho más las screens. Estas jugadas, basadas en bloqueos a campo abierto, son muy útiles para ganar yardas por tierra después del catch. La velocidad de Diggs o de Patterson favorecen este tipo de situaciones. Shurmur debe ser creativo para conseguir mover las cadenas sin arriesgar la salud de su QB. Tenerlo mucho tiempo en el pocket es lo último que debe hacer. Creatividad que ya empezamos a ver el pasado domingo.
Evidentemente, no se puede cambiar todo un playbook en un par de semanas, así que el trabajo de Shurmur es complicado, pero los Vikings no pueden seguir perdiendo partidos mientras implementan nuevos conceptos en ataque. Un jugador que puede ayudar a que el ataque sea sostenido es Cordarrelle Patterson. El ex de la Universidad de Tennesse nunca fue del agrado de Turner. Patterson era usado para retornar en los equipos especiales (donde es uno de los mejores en toda la NFL), pero casi no lo veíamos recibiendo el balón en ataque. En la derrota frente a los Lions, Patterson recibió el balón seis veces, pero fue buscado por Bradford más veces. Es el tipo de jugador perfecto para ganar yardas después del catch gracias a su velocidad, explosividad y “elusividad”.
Así mismo, los runningbacks, en esta WCO, cogen mucha importancia en el juego de pase. Con una línea ofensiva tan mala, el juego terrestre tampoco funciona. Los RBs no tienen puertas por donde entrar, por lo que hay que involucrarlos para que sean una amenaza para la defensa y no simples espectadores. Saliendo desde el backfield, Bradford los va a buscar en la flat o en angles routes. Estas opciones son muy valiosas cuando el rival se coloca en hombre a hombre, ya que dejan a un LB defendiendo a un atacante mucho más rápido como es el RB.
Todo este esquema ofensivo lo puede jugar Sam Bradford. Él ha demostrado precisión en sus lanzamientos y buena capacidad de lectura para aprovechar las ventajas que le aparezcan en la WCO. Shurmur lo conoce a la perfección y tiene que saber sacarle todo su talento. Los Vikings visitan Washington el próximo domingo y otra derrota más los dejaría en una posición preocupante. Ya no para el título de división, si no para entrar en playoffs. Esa defensa necesita estar menos tiempo en el campo para poder jugar como ellos saben. Son una de las mejores unidades de toda la liga, pero les están exigiendo demasiado en cada partido. El ataque debe echarles una mano y quitarles el yugo de la responsabilidad. Shurmur tiene la tarea de hacer que el ataque funcione mejor y que lo haga ya. Hasta hace tres semanas eran uno de los favoritos para todo y, ahora, su credibilidad está en duda. ¿No es maravillosa esta liga?