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SERIES MUNDIALES

El Homérico triunfo de los Cubs en las Series Mundiales

Chicago protagonizó una proeza maravillosa en su triunfo ante los Indians, digna de la obra del inmortal autor de la Grecia Antigua.

Actualizado a
Kris Bryant fue uno de los protagonistas destacados del triunfo de los Chicago Cubs en las Series Mundiales.
Jason MillerAFP

Homero escribió sobre las grandes gestas de su época, las grandes historias que pervivirán en la memoria de todos durante miles de años, la ‘Ilíada’ y la ‘Odisea’, generaciones y generaciones seguirán leyendo las historias de Aquiles, Ulises... Y hace unas noches volvimos a revivir uno de esos momentos que quedarán para siempre en la historia del béisbol, en la memoria del deporte, una de esas historias que contaremos a nuestros hijos y nietos. "Estuvimos allí", y nos miraran con la admiración que genera el paso del tiempo.

Porque no fue un partido de béisbol más, fue el partido entre las dos franquicias que llevaban más tiempo sin ganar unas Series Mundiales, dos eternos "perdedores", que llegaron a un séptimo partido tras una temporada muy dura y una postemporada de las mejores que se han vivido. Y los Cubs empezaron perdiendo las Series por 3 a 1, y todo parecía decidido, únicamente 6 equipos habían conseguido levantar un 3-1 -los Red Sox de 1903, los Pirates del 25, los Yankees en el 58, los Tigers del 68, los Pirates en el 79 y los Royals en 1985-, pero unas World Series tan especiales no podían terminar por la vía rápida, así que se llegó al inevitable séptimo partido. Y lo ganaron los Cubs para terminar con la cabra, el gato negro, Bartman y toda la leyenda negra del equipo de los Cachorros, en un partido repleto de situaciones inesperadas y fuera de cualquier control de la lógica beisbolística, ocurrieron tantas cosas fuera de lo común que parecía más una película de Hollywood que un partido de béisbol, y si algún guionista hubiera escrito un final así los aficionados al béisbol nos hubiésemos largado maldiciendo, "esto es imposible que ocurra nunca".

Los Cubs han sido el primer equipo en ganar unas Series Mundiales como equipo visitante en las entradas extras.

David Ross ha sido el catcher de más edad en toda la historia en conseguir un Home Run durante las Series Mundiales, y el más mayor en conseguir un HR en un séptimo partido de las mismas.

Dexter Fowler ha sido el primer jugador en toda la historia en conseguir un Home Run para ponerse por delante en el primer inning de un séptimo partido de las World Series.

Los Indians consiguieron dos carreras tras un Wild Pitch, una jugada así no se veía en las WS desde 1911.

Rajai Davis consiguió el Home Run para empatar el partido, con dos outs en el octavo inning, las posibilidades de victoria de los Indians pasaron de un 12% a un 52,5% en un solo batazo.

Aroldis Chapman ha sido el pitcher que se ha llevado el título de ganador de este partido, tras encajar dos carreras durante su aparición en el montículo. ¿Ha llegado la hora de matar las victorias de los pitchers en la estadística?

114 años de historia de las Series Mundiales nos contemplan, desde 1903, y todo esto ocurrió en un solo partido.

Llegó Kluber como el máximo favorito para llevarse el título a mejor jugador, había jugado en el primer y cuarto partido de forma brillante, 9 Hits en total, 0 carreras concedidas y 15 Strikeouts en 12 innings. Y llegó el séptimo partido, 4 innings, 6 Hits, 4 carreras, 2 Home Runs y ningún Strikeout. A todos nos sorprendió que no lo substituyeran antes por Miller, pero esa mala actuación de Kluber destrozó todos los planes de Francona, que era tener a Kluber hasta la sexta o séptima para después meter a Miller, Allen y Shaw.

Maddon también jugó sus cartas de forma sorprendente, cambió a un Kyle Hendricks que no estaba jugando mal cuando concedió una base por bolas, en un lanzamiento que el árbitro vio como bola, pero que era un strike, e hizo subir al montículo a Lester, el pitcher mejor pagado de la plantilla. Los Indians se alegraron de ese cambio, ya que no hay peor decisión para un entrenador que el equipo contrario se alegre de tu estrategia. Hacía nueve años que no jugaba de relevista, y durante su aparición los Cubs recibieron dos carreras, devolviendo las esperanzas a los Indians, de un 5-1 a un 5-3.

Ross fue golpeado por una bola lanzada por Lester, con el golpe parecía que había quedado KO, concedió dos carreras en ese Wild Pitch, y en el siguiente turno le tocó batear, y ¡Boom! Consiguió un Home Run ante el mejor pitcher relevista de toda la postemporada, Andrew Miller, el auténtico amo de la lomita. Y esa noche Aquiles encontró su Paris, Dexter Fowler consiguió un single las dos veces que se enfrentó con Miller.

Y Maddon en el sexto partido utilizó a Chapman para asegurarlo, con cinco carreras de ventaja, ya que no quería riesgos, aunque ganando por cinco las posibilidades de derrota son mínimas, así que Chapman lanzó 20 lanzamientos para eliminar cinco bateadores, y no llegó al séptimo partido a su mejor nivel, y cuando se enfrentó a Rajai Davis el mundo se le hundió, el jugador de 36 años consiguió uno de los Home Runs que quedarán para siempre en la memoria de los aficionados, los Indians empataban, 6-6. Sus lanzamientos pasaron de 103 mph a 98 mph, la primera velocidad es de superhombres, la segunda de lanzadores de las Ligas Mayores. Y este fue el mejor momento para los aficionados de los Indians en medio siglo.

Lindor, un jugador que no pierde la sonrisa, que alegra el partido con su presencia y su buen humor atrapó una bola de Fowler, con un Heyward en tercera base. Si no hubiera sido catch, los Cubs se hubieran adelantado 7-6 en la novena, pero el gran Francisco Lindor lo evitó.

Y la lluvia, lo único que faltaba en el partido, la lluvia, para decretar un empate entre dos equipos con más de cien años de derrotas, entre ambos, a sus espaldas, parecía que el cielo dijera, no puede ganar ninguno, o ambos pierden o ambos se llevan la victoria, pero paró, porque en los guiones de Hollywood siempre ocurre algo imprevisto, que deje de llover cuando sobre ellos se dibuja una gran tormenta.

Y Francona se la jugó en la décima entrada, dejó andar a Rizzo y que Zobrist se la jugara, pero no fue la mejor elección. Rizzo es un jugador brutal y joven, Zobrist es un veterano que ya ganó las Series Mundiales el año pasado con los Royals, y no falló ante Shaw, consiguiendo un doble, Albert Almora Jr. anotó y Rizzo pasó a tercera base. La jugada más importante del partido, con un LI de 4,62 -lo que marca la importancia de cada momento del juego-. Y en un partido así, pierde el que comete el último error. El Napoleón Francona erró en su último movimiento ante Wellington Maddon.

-Oye Àngel, ¿esto del béisbol no es muy aburrido? -Me preguntó mi amigo.

-Compra unas cervezas y ven a mi casa, te pondré un partido que se jugó un 2 de noviembre de 2016, los Cubs llevaban 108 años sin ganar un título, ante unos Indians que también hacía 68 años que no salían campeones…