Los San Diego Chargers no se resignan a quedarse sin playoffs
La llegada de Joey Bosa tras su tardía pretemporada y la solidez de Melvin Gordon en el juego terrestre auguran una segunda vuelta de temporada regular con más victorias.
La AFC West es un infierno. Raiders, Broncos y Chiefs son legítimos luchadores para el triunfo divisional a día de hoy. Sus récords son de equipos altamente ganadores a mitad de temporada, hasta el punto que ya muy pocos quitan las dos plazas de wildcard de esa división. Con mucho por jugar todavía, me sigue pareciendo muy aventurado asignarles esas plazas, pero el bajón de victorias de Oakland no termina de llegar, en Kansas City siguen muy sólidos y la defensa de Denver sigue dando oportunidades a su ataque.
El equipo que parecía destinado a ser la cenicienta del grupo -papel que durante muchos años interpretaron los Raiders- demuestra cada semana que reniega totalmente de esa etiqueta y se la está arrancando poco a poco, jugando más que bien y demostrando una progresión asombrosa. San Diego quiere pelear por los playoffs.
Para poder entender cómo los Chargers pueden seguir en la pelea tras las importantes y numerosas bajas que han sufrido en el inicio de temporada hay que mirar sus selecciones de draft y, más concretamente sus últimas 2 primeras rondas.
Tras una temporada rookie para olvidar y perdiendo todas las injustas comparaciones posibles con su compañero de camada Todd Gurley, Melvin Gordon ha encontrado la estabilidad y continuidad necesaria en un game plan sin Danny Woodhead en que se deja de usar a los runningbacks de modo abusivo en el juego de pase, para que percutan las defensas rivales tras handoffs. Un juego balanceado a un modo mucho más clásico que ha liberado la presión que había encima de Rivers y que le permite no tener que anotar siempre los touchdowns cuando el campo se acorta en la redzone y todo es más complicado. En toda la temporada pasada solo consiguieron 4 touchdowns de carrera por 30 de pase. El dato es demoledor, pero hay más. El año pasado Melvin Gordon nunca llegó a los 20 intentos de carrera en un solo partido mientras en 2016 rara vez ha bajado de esa cifra. En 2015 el mejor receptor del equipo fue el mismísimo Danny Woodhead, lo que denota un uso del backfield muy orientado al pase.
Y si en el ataque la pieza clave del engranaje está siendo Gordon, en el otro lado del balón ha aterrizado Joey Bosa. El inicio de temporada de Chargers resultó muy complicado, perdiendo sus partidos de maneras incomprensibles, con resultados siempre ajustados y con marcadores en cifras más altas de la media. La defensa era un drama sobretodo en las segundas partes. Hasta que el tipo del holdout, posiblemente el mejor jugador del draft junto a Zeke Elliott, ese que empezó la temporada sin entrenar con el equipo, consiguió terminar su particular pretemporada y empezó a carburar. Los Chargers han conseguido a un tremendo passrusher. Uno de esos jugadores que consigue que los ataques rivales jueguen incómodos. Con solo la mitad de partidos ha demostrado que puede ser el líder de esa defensa y el que haga que los demás componentes jueguen a un nivel más alto. Esa mejora sustancial en el aspecto defensivo les ha hecho ser tremendamente competitivos en todos los partidos que juegan. Sin duda estamos delante de una futura estrella de la liga y a poco que se vayan entonando los demás jugadores jóvenes que tienen en defensa, como el linebacker Denzel Perryman o el cornerback Jason Verrett, en San Diego ostentan un proyecto muy interesante que puede dar frutos más pronto que tarde.
Cierto es que el partido ante Broncos del pasado fin de semana perdieron los papeles en ataque y no consiguieron competir tan bien como venían haciéndolo. Pero más cierto es que el juego que desarrollan, tan distinto a 2015, les va a llevar a mejorar su récord y, posiblemente, echar más madera en la división más complicada de la liga. El lejano y peligroso ‘oeste americano’ va a ser un espectáculo.