Diego Reyes le da tres puntos de oro al Espanyol ante el Betis
El mexicano hizo un gol de córner y Diego López, un paradón para salvar la victoria en el último instante. El Villamarín volvió a pedir la cabeza de Poyet.
En la tierra de la mediocridad venció esta vez el Espanyol, gracias a dos chispazos de 'los Diegos': un córner que cabeceó dentro Diego Reyes y un paradón final de Diego López. El central mexicano se redime de su autogol ante el Eibar y el portero gallego, quien por cierto militó en el Sevilla, también suma crédito después de algún que otro titubeo. Al Betis, que ha recibido ya un buen puñado de goles de estrategia, no le queda ni el orden. El Villamarín volvió a pitar y a cantar el 'Poyet, vete Ya', quizá menos sonoro por el triunfo in extremis que los verdiblancos habían logrado en El Sadar hace nueve días.
No es que lo merecieran más los pericos, demasiado ocupados en defender de principio al final aunque su propuesta de dos delanteros y dos extremos verticales dé otra impresión de salida. Tenían los de Quique, con ocho puntos hasta esta jornada, un lógico miedo a perder. La tocan poco y les quema más y eso se le notó durante casi todo el partido con sus contados acercamientos a Adán. Pero claro, uno bastó: enfrente estaba el Betis.
Con la intensidad a la que obliga la propia grada y la capacidad que posee arriba, el equipo verdiblanco tuvo momentos de ímpetu en el comienzo de ambas partes. Un Betis con su enésimo dibujo, esta vez dos interiores abiertos y un tridente ofensivo al más puro estilo italiano. Joaquín, que ya probó esa posición en Italia, hacía de fantasista en el vértice más retrasado, con libertad. De las gotas de calidad del portuense salió un arreón inicial verdiblanco en el que Sanabria dos veces, y Rubén, de regreso al once, extrajeron remates centrados o desviados. Ahí se diluyó este Betis que no era nuevo, era el mismo de siempre: un conjunto con incapacidad para crear con fluidez y dominar los partidos. Normal que el público hiciera caso omiso a los pelotas y decidiera emitir su sincero juicio al final del primer tiempo: pitos y más pitos. Para eso paga.
Regresó el ímpetu bético nada más salir del vestuario, con Rubén en jugada personal y Pezzella poniendo a prueba a Diego López en la estrategia. Y fue así, tras un balón parado, como el Espanyol se adelantó (Diego Reyes, 62') para de paso acabar desquiciando un poco más a Poyet, al que se le afean también cambios como el que volvió a perpetrar quitando del campo a Joaquín: el único que estaba moviendo algo el árbol entre líneas. La grada se encendió un poco más con la entrada de otro Reyes, el exsevillista José Antonio, y el equipo verdiblanco se encomendó a bombear balones con otro ariete más en el campo, Álex Alegría. En la última, Diego López se alió con el larguero para salvarle el empate a Pezzella y el Villamarín, ya sin fisuras, pidió la marcha de Gustavo Poyet mientras abandonaba el estadio.