Arrancan los Warriors: ¿pueden ser el mejor ataque de la historia? ¿Cómo pueden perder?
Empieza la NBA. Golden State Warriors se presenta como el reto definitivo para todos, LeBron James al frente, con su terrorífico big four. Final NBA: Warriors vs Rockets, quinto partido
Los Warriors cerraron la pasada temporada con una eficiencia ofensiva de 114,5 según Baskeball Reference, 112,5 según NBA.com. Si se atiende al dato oficial de la competición, sería la quinta más alta de todos los tiempos por detrás de los Heat 2012-13 (112,3), los Lakers 2008-09 y los Celtics 2007-08 (112,8 ambos) y los dos gloriosos años de los Bulls entre 1995 y 1997: 114,4 en la 96-97 y 115,2 en la 95-96, el año del 72-10 que finalmente batieron los Warriors en la última Regular Season.
Así que la cuestión es hasta dónde puede llegar un equipo que básicamente y en un pequeño ajuste del que apenas se ha hablado durante el verano, ha cambiado a Harrison Barnes por Kevin Durant. Primero, y sacando los datos de un excepcional trabajo que ha realizado Fansided, hay que perfilar qué ataques han sido realmente los mejores de siempre: el rating ofensivo (anotación por 100 posesiones) está influenciado por el ritmo de juego de cada época y una forma básica de desentramarlo es medir el dato de un equipo en función de la media de toda la NBA en esa temporada concreta. Según este cálculo, los mejores ataques de siempre han estado dirigidos por Steve Nash, primero en Dallas y un año después en Phoenix:
1. Dallas Mavericks 2003-04: 108,9 de rating ajustado
2. Phoenix Suns 2004-05: 197,9
3. Golden State Warrors 2015-16: 107,6
4. Dallas Mavericks 2001-02: 107,3
5. Utah Jazz 1997-98: 107,3
Según estas cuentas, los Warriors necesitan 116 puntos por 100 posesiones, si se mantiene el ritmo colectivo de juego de la pasada temporada, para ser el mejor ataque de siempre (con un rating ofensivo ajustado de 109). Es un aumento de 1,5 puntos con respecto a la pasada temporada; Mucho… pero está Kevin Durant. El alero, claro, no será precisamente un problema para que los Warriors mantengan su demoledora producción desde la línea de tres puntos. Con un mínimo de 1.000 triples lanzados, solo Charlotte Hornets en la temporada 1996-97 tiene un mejor porcentaje que los Warriors 15-16: 42,8% por 41,6%. Claro que los Hornets intentaron 1.382 triples y los Warriors, 2.592. En aquellos Hornets jugaba, por cierto, Dell Curry, padre de Stephen Curry.
La rotación parece clara, con Clark y McCawn
Uno de los asuntos clave con estos nuevos Warriors que a priori serán menos profundos (se han ido Barnes, Bogut, Barbosa, Ezeli, Speights…) es cómo articulará Steve Kerr la nueva rotación. Está claro que el quinteto que cerrará los partidos (la nueva híper versión del lineup of death: Curry, Klay, Iguodala, Durant, Green) será demoledor. ¿Y a partir de ahí? Con la pretemporada como referencia, los roles parecen ya bastante claros: Iguodala seguirá entrando como sexto hombre y Shaun Livingston como séptimo. David West será el relevo primero y principal en el juego interior y tendrán un rol importante tanto Ian Clark, que sigue ganándose un huevo en el equipo y que ha jugado francamente bien en los amistosos (50% en triples), y el rookie Pat McCaw. El número 38 del pasado draft es un jugador que está demostrando que, como consideraron muchos expertos, había caído demasiado en la selección y tenía opciones de ser útil desde el primer día en Oakland. Aporta, ya y con 20 años, defensa y producción en el juego en transición. Y ha entrado con buen pie: en el vestuario están impresionados con él y Kerr ha confirmado que estará en la rotación, donde ayudará a Clark a tapar el hueco que deja un Barbosa que se ha ido con 33 años.
A partir de ahí hay muchas opciones. Es difícil predecir cuántos minutos le robará JaVale McGee a Anderson Varejao y Kevon Looney. El rookie Damian Jones se ha pasado la pretemporada con problemas físicos y es difícil pensar en un salto de calidad demasiado pronunciado de James Michael McAdoo.
El reparto de tiros y puntos no parece un problema
Otro asunto clave era la porción de química grupal que podía quedar por el camino o hasta qué punto Curry, Klay Thompson y Kevin Durant estaban dispuestos a sacrificar protagonismo en un ataque que debería ser, si todos ponen de su parte, sencillamente imparable. Si se vuelve a tomar la pretemporada como referencia, no hay peligro: los promedios de anotación por cada 36 minutos dejan a Durant con 29,8 puntos, Stephen Curry con 29,4 y Klay Thompson con 26,7. El asunto, claro, está en que se repartirán el protagonismo en función de rachas o de noches buenas, regulares y malas. Las medias totales acabarán estando donde se esperan y, eso parece, el ataque no se resentirá prácticamente nunca. ¿Temible? Absolutamente. De los tres, el más equilibrado en el reparto de puntos ha sido KD: 21, 25, 27 y 28. Y el más irregular Klay Thompson. Tampoco parece una tendencia descabellada de cara a la Regular Season. Durant y Curry son dos anotadores explosivos pero diferentes: el primero más constante, el segundo más explosivo. En la pasada temporada el base sumó 35 puntos o más en 26 partidos. Durant solo en tres de los últimos 64 encuentros de Regular Season… pero en todos pasó de 20 puntos. La mayor racha similar desde Michael Jordan en 1991.
Del que sí se debería esperar un retroceso muy claro en anotación es de un Draymond Green que, sin embargo, podría alcanzar números históricos como distribuidor. En pretemporada ha anotado en seis partidos 2, 8, 9, 2, 10 y 4 puntos. Ahí, en la capacidad de Green para adaptarse a este nuevo panorama, hay un claro eje sobre el que especular cómo de fácil será todo en el Oracle. Green es volcánico… también para lo bueno: ya íntimo de Durant, es en su versión más positiva la personalidad clave en la cohesión del nuevo big four. El pegamento.
Pero, ¿y entonces cómo se les puede ganar?
Esa es la gran pregunta por mucho que los Clippers, en un excelente artículo de Howard Beck al respecto, trataran de hacer terapia: son quizá (y a la espera de ver a los Spurs post Duncan) el gran rival de los Warriors en el Oeste. También son un equipo al que los de Oakland han ganado de todas las formas posibles, casi una tortura psicológica, en sus últimos enfrentamientos. Chris Paul considera que el verano ha sido “un año más en la agencia libre”. Así que no ha sucedido nada excepcional. JJ Redick dice que todos los aficionados se asombran con los Warriors pero los jugadores lo ven de una manera diferente. Su entrenador Doc Rivers, eso sí, ribetea lo que parece una verdad consumada y temible: “No sé cómo de mejores serán los Warriors durante los primeros 45 minutos de los partidos. Pero en los tres últimos van a ser mucho mejores”. Mike D’Antoni, que se les verá con ellos desde Houston, se apunta al relativismo con el que se ha tratado de vender (y es así: esto es deporte) que no hay nada garantizado: “La cuestión es que algo puede salirles mal”. Claro que también añade: “No sé a priori que podría ser. Pero algo”. Algo.
Ese es el panorama ante un equipo que está en 140-24 en las dos últimas Regular Season… y se hace con Kevin Durant. Cuyo quinteto de la muerte arrasó en la 2015-16 a los rivales en ritmo de +47 puntos de ventaja por cada 100 posesiones (+166 en 72 minutos)… y se hace con Kevin Durant. Que sacaba una media de 15 puntos de ventaja por partido en número de puntos logrados desde la línea de tres. Y añade a Kevin Durant.
A priori se trata de minimizar pérdidas e intentar que ese +15 en triples no vaya más allá, al menos. Muy pocos equipos tienen, además, las armas para penalizarles con quintetos grandes. Generalmente (caso de los Spurs o los Clippers) esa vía ha estado muy lejos de funcionar. Y, en esencia y teóricamente, prácticamente todas las opciones defensivas que explotaron Thunder y Cavaliers en los playoffs para frenar a los Warriors quedan a priori anuladas al sustituir a Harrison Barnes por Kevin Durant. El primero era un jugador del que los rivales podían, como mal menor, olvidarse en los scoutings teóricos y en los ajustes en pista. Kevin Durant es, al contrario, quizá el mejor anotador puro de la NBA. No se le puede dejar tirar solo, obviamente. ¿Y obligarle a botar y buscarse las opciones de tiro? Es el segundo mejor de la NBA levantándose para lanzar tras bote. El primero es… Stephen Curry.
87.606 kilómetros en la Regular Season
También se ha señalado durante el verano, y hasta la saciedad, que los Warriors no irán a la caza de récords imposibles y que pondrán toda su energía en recuperar el anillo de campeón que LeBron y sus Cavaliers les robaron literalmente de las manos en junio. Estos son los principales puntos a tener en cuenta en el calendario de los de Oakland de cara a una temporada que, otra vez, puede ser histórica:
- Los meses con más partidos, 16 totales (8 en casa, 8 fuera), serán diciembre y marzo (7 en casa, 9 fuera).
- Los Warriors cerrarán con seis partidos de los siete últimos en el Oracle Arena.
-El equipo de Kerr afrontará 17 back to back (dos partidos en dos noches). De ellos, ninguno será con los dos partidos en casa y once con los dos fuera. Cinco serán con el primer partido como local y el segundo como visitante y solo uno con el segundo en su cancha. Solo una vez, además, los Warriors jugarán los temidos cuatro partidos en cinco noches: del 7 al 11 de diciembre.
- Los Warriors recorrerán 87.606 kilómetros, siempre un equipo penalizado por estar junto al Pacífico en la Costa Oeste. Tendrá un tope de cinco partidos seguidos en casa (dos veces: del 26 de noviembre al 5 de diciembre y del 28 de diciembre al 6 de enero). Y también jugarán un máximo de cinco partidos seguidos de gira. También dos veces, del 7 al 13 de diciembre y del 27 de febrero al 6 de marzo.