El 'Submarino' remontó sobre el final; 'Jona' jugó 67'
El Villarreal, invicto, se mete de nuevo entre los cuatro primeros tras superar el golazo inicial de Boateng. El italiano marcó de penalti y el congoleño sentenció en el descuento.
Ver al Villarreal o a Las Palmas es un seguro de que algo va a pasar. Si ya juegan juntos un partido, lo suyo es ponerlo a grabar. Los dos tratan bien el balón y nunca se acobardan. Siempre van hacia adelante. Ponerlo en horario Premium no sería un riesgo. Ninguno mereció perder y ambos hicieron muchas cosas para ganar. Al final se llevó el partido el Villarreal con una remontada porque le sobra amor propio arriba. Sansone, autor del penalti, está orgulloso de su sangre italiana. Bakambu, en el descuento, recordó que su poderío está de vuelta.
El Submarino comenzó bien, con gol (bien) anulado a Bakambu incluido, deshaciéndose de la pobre imagen ofrecida en Turquía. Brilló hasta que Roque Mesa y Viera le quitaron el balón. Las Palmas no sabe vivir sin él. Juega con soltura. Disfrutando. Como quien se toma esto como un entretenimiento y no como un trabajo. Setién ha convencido a todos con su filosofía. Aunque a veces tropiece. Dos gestos le definen. Uno, al llegar al campo. Mientras todos charlaban, se hacían fotos o bebían mate, él tocaba el césped, hacía correr el balón para probarlo y preguntaba cómo se conservaba así de bien. El otro detalle, anecdótico pero revelador, lo regaló en el 10’, tras un fallo garrafal de su portero. Dejó pasar dos minutos y cuando todo estaba olvidado se dirigió a él desde la banda: “Raúl, tranquilo, vuelve a intentarlo”. El golazo de Boateng, tras un taconazo de Tana, resume esta forma de vida.
El Villarreal, con el marcador en contra por primera vez en la temporada, cambió de plan primero (rombo en medio campo y presión más alta) y luego de jugadores (Castillejo y Borré). Pato, con paperas anunciadas por la mañana, dejó cojo de revulsivos a Escribá. Trigueros, más llegador con su nueva posición, probó varias veces desde media distancias. Las Palmas se vio obligado a recular y a proponer a la contra. Demostró que no sabe. Sólo hizo daño cuando masticaba la jugada. Le sobró Asenjo, inconmensurable. El Villarreal hizo sonar entonces la corneta. No paró hasta que tuvo premio. En el 62’ encontró un penalti forzado por Sansone que el propio delantero transformó tras convencer a Bruno, lanzador oficial, durante medio minuto de que era su noche. Con el empate no se conformó. Al 67' se despidió Jonathan Dos Santos y el Villarreal apretó hasta que en el último suspiro, con una pared entre Soriano y Bakambu, llegó un 2-1 que pone en órbita al Villarreal.