Chiapas se empeora así mismo
Luego de establecer el más bajo registro de puntos de la franquicia en el Clausura 2016, ahora está cerca de bajar esa marca aún más.
Desastre total. Al perder en Tijuana, Chiapas llegó a 11 jornadas seguidas sin ganar y se consolidó como el peor equipo del Apertura 2016, lo que además le tiene ya en muy cerca de la última plaza en la tabla de cocientes, con el Morelia respirándole en la nuca.
El relevo técnico de Sergio Bueno insinúo una tímida reacción al rescatar empates en sus dos primeros juegos frente a León (0-0) y Necaxa (2-2), pero con tres derrotas seguidas sus números han logrado lo que parecía imposible; empeorar la baja productividad de Chiapas con José Cardozo.
La crisis no sólo impera en lo futbolístico. Chiapas es una calamidad desde su directiva, que pese al sesgado apoyo del gobierno del estado, sigue sin ser capaz de pagar sueldos a tiempo. Los adeudos económicos se acumulan y los jugadores han entrado en una dinámica perdedora que no parece tener fin.
Ya en el primer semestre del año Chiapas acabó en el último lugar general y estableció un registro negativo para la franquicia que nunca había sumando menos puntos.
Pero ahora, con apenas seis unidades en 14 fechas, la campaña de Chiapas está cerca de empeorar los 12 puntos del Clausura 2016 y convertirse en la peor de la historia de la franquicia en su andar por la Primera División, ahora llamada Liga MX.
A falta de tres jornadas, Jaguares necesitaría sumar siete puntos más para lograr rebasar los 12 puntos que acumuló en el Clausura 2016, es decir necesitaría sumar dos triunfos y un empate.
Ciertamente el calendario parece ofrecerle citas con algunos de los equipos con menos méritos en el certamen, como Querétaro, al que enfrentará en la fecha 15 y Santos Laguna, su rival en la jornada 16. Además, en la última jornada Chiapas recibe al Atlas, que tampoco parece en el papel el rival más complejo.
Igualmente para Chiapas, el equipo que más jugadores ha utilizado en este torneo (28) no hay ningún partido sencillo. El futuro de la franquicia, que ya había sido vendida a Querétaro en el 2013, se vislumbra nuevamente negro, con el descenso a la vuelta de la esquina y la estabilidad económica e institucional a todo galope.