Estados Unidos se queda con la Ryder Cup ocho años después
Apabullante dominio de los americanos en los partidos individuales. El resultado fue 17-11. Buena actuación de Cabrera Bello y Sergio García.
Esta vez no hubo opción para Europa. Ni la brillante actuación de Cabrera Bello, ni el partidazo de Sergio con Mickelson, ni el novato Pieters... Nada pudo parar en Hazeltine (Chaska, Minnesota) el aluvión de excelente golf de Estados Unidos, que recuperó la Ryder Cup ocho años después (la última, Valhalla 2008). El resultado habla solo: 17-11.
Los americanos llegaron al día final con el viento a favor de los tres puntos de ventaja que cosecharon en los foursomes y fourballs. Y marcharon a toda vela. Para abrir fuego en los individuales, Davis Love III eligió a Patrick Reed, el expresivo texano que maravilló en pareja con Spieth. En solitario también asombró. Como antídoto, Darren Clarke colocó a McIlroy, pero ni así. Fue un choque de golf de altos quilates y de gritos de euforia. Pero el de la victoria lo dio Reed en el green del 18. Punto para EE UU. Necesitaban cinco triunfos. Ese era el primero.
En el partido siguiente, Ice-Man Henrik Stenson abría una puerta a la esperanza tras tumbar a Jordan Spieth, que acabó descalzo para intentar sacar la bola del agua en el 16. Al final renunció. Ice-Man se acercaba a celebra el triunfo con los aficionados que llevaban la pancarta: 'Henrik for President'. Punto de Europa. Pero necesitaban siete más. Demasiados.
Y eso que dos novatos del Viejo Continente tiraban del carro. El belga Thomas Pieters sellaba una excepcional Ryder con su cuarto punto de cinco (el que más sacó) al ganar a J. B. Holmes. La decisión de Darren Clarke de elegir a este pegador de Amberes ha resultado acertadísima. El otro super rookie era Cabrera Bello, que batía a Jimmy Walker, todo un campeón de major (PGA Championship). Dos puntos más, pero en el horizonte asomaba el pesimismo...
Hubo un genial choque de Sergio García y Phil Mickelson. Ambos hicieron -9 en un los partidos que quedarán para la historia Ryder. Acabaron en tablas y Sergio igualó con Seve Ballesteros como el español con más puntos en la competición: 22.5. Pero ese oasis en la batalla no ocultaba el chubasco que se veía venir. El final de tabla tenían muy mala pinta para los de Europa. Muy buena para los americanos, espoleados por los 70.000 aficionados cada vez más difíciles de controlar.
Tormenta de Estados Unidos
El primer subidón de EE UU (y batacazo europeo) fue el triunfo de Rickie Fowler ante Justin Rose, última esperanza inglesa. 12-10. Hacían falta dos victorias y media. Y llegaron en forma de tormenta. El diluvio fue seguido por Koepka, que cerraba su choque con Willett con paliza (5 y 4) para poner el 13-10. Snedeker, con su putt finísimo, hacía el 14-10. Y el honor del punto decisivo fue del novato elegido a última hora Ryan Moore, que derrotaba al histórico Westwood. Buena muestra del cambio de rumbo en la Ryder.
Tenía más todavía EE UU. Zach Johnson ganó, Dustin Johnson también y apelaba a un tópico de grupo: "Jugamos uno para otro, por nuestro país, por los fans de ahí fuera". Frase de película de Hollywood feliz. En el gris y Viejo Continente, Kaymer rascaba un insípido tanto. 17-11. La Ryder regresa a Estados Unidos. Europa no pudo hacer la inédita cuarta seguida. Nuevo orden mundial.
