El sábado en la noche solamente vimos un equipo en el campo de Santa Úrsula, uno lleno de mexicanos, que arrancó sin sus máximas contrataciones, que jugó con su rival, que corrió a mayor velocidad que los locales y que le propinó un contundente y merecido 3-0 al "festejado". El sábado en la noche, Guadalajara exhibió, como antes también lo hicieron los Tigres, las grandes carencias de un conjunto mal dirigido, sin capacidad de respuesta, iracundo y malcriado, pero no bien trabajado. Pero estén tranquilos, americanistas, pues su entrenador, Ignacio Ambriz, aseguró al final del encuentro que los preparará para llegar a las finales.