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ESCÁNDALO

El precedente Brady planea sobre la NFL

La investigación que rodeó el Deflategate y que sancionó a los Patriots, sirve de precedente al caso de dopaje 'destapado' por Al-Jazeera.

Clay Matthews es uno de los nombres que han surgido en el reportaje de Al-Jazeera América que habla del dopaje en la NFL.
Getty Images

Cuando a Tom Brady se le impuso hace más de un año una suspensión de cuatro partidos, se creía que tenía mucho que ver con la presión del aire en los balones, y nada que ver con todo lo demás. Pero no es así.

Tom Brady, Roger Goodell y doña Maclovia saben muy bien que un balón más o menos desinflado no hubiera hecho gran diferencia en la sacudida que le acomodaron los Patriotas 45-7 a los Potros en aquella ahora infame final de la AFC de enero de 2015. Pero Goodell no podía cobrar su cheque de 40 millones de dólares anuales y quedar como un tonto, así que decidió suspender a Brady por no cooperar con la investigación que a todas luces lo implicaba.

Eso es, en sí, un absurdo, como darle más años de cárcel al asesino por no confesar el crimen que la policía ya sabe que cometió. Pero Goodell siguió adelante y no cesó hasta derrotar a Brady y dejar en claro su punto… y sentar un peligroso precedente.

¿A qué viene todo esto? A que durante los pasados playoffs salió a relucir un reporte en Al-Jazeera América en el que supuestamente algunos jugadores, entre ellos Peyton Manning, habían consumido hormona de crecimiento y esteroides anabólicos.

Más tarde, la persona que supuestamente había filtrado esa información se retractó de sus declaraciones. Sin embargo, Goodell y la NFL no recibieron ese memorándum y ahora están tras los presuntos implicados que se mantienen en activo: James Harrison, Clay Matthews, Julius Peppers y Mike Neal.

La liga, de acuerdo con el sindicato de jugadores, no tiene evidencia más allá del desmentido reporte, y sin embargo exige una entrevista con cada uno de los jugadores nombrados.

Las exigencias de la NFL han llegado a tal grado que amenazan con suspender a los jugadores que no se entrevisten con la liga antes del 25 de agosto. Suspensión que sería adicional a cualquier castigo que resulte de una posible violación a la política de sustancias prohibidas.

Pareciera una cacería de brujas, o quizá Goodell y compañía sabe más de lo que está diciendo. Pero el hecho es que con el precedente del castigo a Brady, ahora la Liga tiene el sartén por el mango para amenazar con suspensión a todo aquel que no quiera hablar con ellos o no decirles lo que quieran escuchar.

Más valdría que la NFL tenga motivos más allá de lo que leen en un periódico para ir detrás de cuatro jugadores que a la fecha no han fallado a ningún control antidopaje, lo que indica que el sistema antidoping de la liga no es muy bueno o Goodell se cree todo lo que le cuentan.