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México vs Fiji

Fiji: fútbol para asomarse al mundo

El fútbol en Fiji ha ido de la mano de los vaivenes políticos de su país. Eso sí, los "Bula Boys" han protagonizado dos episodios que le han puesto en el mapa.

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Fiji: fútbol para asomarse al mundo

El 26 de noviembre de 1988, Fiji aún sufría las secuelas de un golpe de Estado cuyo fin era la renovación integral de su sistema político a partir de la redacción de una nueva constitución. El país, convulso, asistió en cuerpo y/o alma a Nadi, donde su selección nacional de fútbol enfrentaría a Australia en un partido clasificatorio rumbo a la Copa del Mundo de Italia. "Lo primero que recuerdo son las 200 ranas, al menos, que había en el campo", relató el extremo Scott Ollerenshaw a The Guardian.

El público encaramado en los árboles que rodeaban el estadio, los reptiles pululando, el sofoco de la brisa del Pacífico, la hierba salvaje. Australia sucumbió ante ello. La tersa bolea de Madigi, colocada a la derecha del guardameta Jeff Olver, desató la bacanal en el archipiélago. Fiji. Las playas impolutas, sus aguas cristalinas, sus atardeceres imperiales. Todos los lugares comunes a los que nos remonta el país dieron paso, al menos por un momento, al fútbol, un agente de propaganda de probada eficacia.

28 años después, la situación política de Fiji aún acarrea las consecuencias de la intervención militar de 1987. El golpe inauguró una seguidilla de sublevaciones que han impedido la estabilidad del gobierno del país y ha puesto en entredicho las libertades individuales, como ha alertado Amnistía Internacional. Frank Bainimarama, un personaje curtido a imagen y semejanza del caudillismo latinoamericano, ha convertido a las instituciones gubernamentales en su tablero de ajedrez.

Entre tanto, Fiji volvió a asomarse al mundo a través del fútbol. No tuvieron que emprender un viaje muy largo para asistir al Mundial Sub 20. A su favor jugó que Nueva Zelanda, anfitriona del evento, había dejado un cupo libre para una selección oceánica. El equipo comandando por el histórico delantero australiano, Frank Farina (ex Brujas y Bari), presentó como cartas la ancestral entrega del polinesio, la fuerza de la multiculturalidad (nativos, hindúes, ingleses) y encarnaron el tesón de su seleccionado de rugby, usual asistente a sus respectivas Copas del Mundo (cuartofinalistas en 2007). La mezcla cuajó. La victoria de 3-0 ante Honduras en Christchurch incrementó las consultas en globos terráqueos y enciclopedias sobre la remota Fiji (y motivó la redacción de varios informes, a causa de sospechas de amaño).

Ocho jugadores de la camada que disputó el Mundial de Nueva Zelanda (una victoria y dos derrotas, ante Alemania y Uzbekistán) integran el plantel que representa al país en el fútbol por primera vez en los Juegos Olímpicos de Verano: Naidu, Dreloa, Tuivuna, Chand, Hughes, Verevou, Waranaivalu y Waqa. 17 de los 18 futbolistas convocados por Farina para Río 2016 militan en la incipiente y semi-profesional liga de fútbol de Fiji, fundada en 1986 e históricamente dominada por el Ba FC. Solo Roy Krishna, el futbolista más notable que haya surgido del archipiélago, figura en el extranjero; es un habitual en el Wellington neozelandés. Es Fiji, el inhóspito e inestable Fiji, que busca, de nuevo, asomarse al mundo más allá de las insurrecciones militares y sus playas de ensueño.