Treinta años de Berlusconi: de Van Basten a Balotelli
El exmandatario del Milán vende el club tras tres décadas en la que los 'rossoneri' han pasado de ganar cinco Champions a la mediocridad deportiva.
En febrero de 1986 el Milán pasaba por la peor etapa de su historia. Había sufrido un descenso administrativo en 1981 y otro deportivo en 1983. En ambas ocasiones, el equipo ascendió en la temporada siguiente a la Serie A pero sus metas deportivas estaban muy lejos de las que se esperaba para un equipo que, por aquel entonces, había sido campéon de Europa en dos ocasiones (1963 y 1969).
Envuelto en aquella crisis deportiva, Silvio Berlusconi se hizo con el control del club. Bajo su mando, el equipo italiano alcanzó el Olimpo del fútbol en varias ocasiones: el Milán de Sacchi, el de Capello y el de Ancelotti, fueron tres conjuntos históricos que dominaron Europa durante varios años. Sin embargo, desde hace una década, el conjunto rossoneri se ha convertido en una sombra de lo que fue; un equipo al que las grandes estrellas han dejado de querer ir. El Milán actual es lo más parecido a un cementerio de elefantes que hay en la élite del fútbol actual.
El Milán de Sacchi
Uno de los equipos más influyentes de la historia del fútbol. Berlusconi fichó a Sacchi en la temporada 86/87 y le hizo un equipo a su medida con el que ganó el Scudetto: Galli; Maldini, Costacurta, Baresi y Tassoti; Donadoni, Colombo, Ancelotti; Van Basten Gullit y Virdis. Aquel equipo fue bautizado como 'Los inmortales de Sacchi'.
Al año siguiente Berlusconi incorporó a Rijkaard a las filas del Milán, formando un trío holandés con Gullit y Van Basten que es historia del fútbol. Ese año, y tras una exhibición en San Siro contra el Madrid de 'La Quinta del Buitre' en semifinales, el Milán apalizó al vigente campeón de Europa, el Steaua de Bucarest, con un 4-0 en la final.
Aquel equipo se proclamaría también campeón de Europa (0-1 al Benfica) en la 88/89 y sólo un apagón en el estadio Velodrome de Marsella, pudo romper la hegemonía de aquel equipo el año siguiente. En cuartos, contra el Olympique de Marsella, se produjo un corte de luz cuando el Milán perdía 0-1. A la reanudación, los milanistas se negaron a seguir jugando en forma de protesta. Este acto le costó la eliminación inmediata del torneo y la prohibición de jugar en Europa la temporada siguiente. Al final de aquella campaña, Sacchi dimitió.
Los invencibles de Capello
Berlusconi recurrió a Fabio Capello tras la dimisión de Sacchi. El que fuera también entrenador del Madrid logró en su primer año una liga con récord de puntos y con Van Basten terminando el curso como máximo goleador (25 tantos). En la temporada 1992/93 Berlusconi fichó al croata Boban y al francés Papin, Balon de Oro de 1992, que llegó procedente del Olympique de Marsella. Precisamente se disputarían la final de la Copa de Europa con el equipo francés, que se alzó con la victoria por 1-0.
Tras aquel partido, comenzó la renovación de la plantilla. Berlusconi vendió a Gullit y Rijkaard y acopló a su Milán jugadores como Laudrup, Desailly, Panucci y Simone. Aquel año, el Milán se volvió a proclamar campeón de Europa tras vencer por 4-0 al FC Barcelona.
El Milán de Capello jugaría su tercera final consecutiva al año siguiente, contra el Ajax, pero esta vez, el equipo liderado por Van Gaal ganó con un gol de Kluivert en la prórroga. Tras aquella derrota, Berlusconi decidió dar un golpe sobre la mesa en el mercado y fichó a dos de las grandes estrellas del momento: Roberto Baggio, Balón de oro en 1993 y George Weah, que ganaría el Balón de Oro en 1996, año en el que el Milán logró su 15º Scudetto. Tras aquel título, Capello dejó el Milán para fichar por el Real Madrid.
La era Ancelotti
Desde la marcha de Capello, Berlusconi no llegó a dar con un proyecto fijo hasta la llegada de Ancelotti en 2001. Entre medias, hizo un equipo que llegó a ganar la liga en la temporada 98/99, año del centenario de los rossoneri. En aquellos años, Berlusconi no paró de fichar estrellas de todas partes del mundo: Bierhoff, Ayala, Ziege, Bogarde, Kluivert, Rui Costa, Inzaghi, Nesta... y sobre todo Andriy Shevchenko.
Con Ancelotti al frente, el Milán ganó dos Champions en cinco años (2003 y 2007) y una final que perdió de manera muy dolorosa ante el Liverpool en 2005 (en los penaltys tras ir ganando 3-0 al descanso). En aquel equipo plagado de estrellas también jugaban Seedorf, Gattuso, Pirlo y Káká, que ganó en 2007 el Balón de Oro.
Crisis futbolística
La victoria en Europa de 2007 supuso el fin del gran Milán. Desde entonces, Berlusconi empezó a hacer fichajes más que cuestionables, en gran parte, de jugadores que venían ya de vuelta tras haber triunfado en otros equipos: Ronaldo, Ronaldinho, Robinho, Emerson, Van Bommel, Cassano, De Jong... Y jóvenes promesas que nunca llegaron a triunfar: Bojan, Pato, El Shaarawy... Eso unido a una plantilla envejecida en la que continuaban jugadores como Pancaro, Nesta, Cafú, Gattuso, Seedorf, Abbiatti y Amborssini, entre otros, todos mayores de 30 años que hicieron que el Milán dejara de aspirar a grandes cosas en Europa.
Desde 2007 el Milán sólo ha logrado un Scudetto en 2011, con Allegri como entrenador y con Ibrahimovic como estrella. En diciembre de 2013 llegó otro de los fichajes más polémicos de Berlusconi: Mario Batotelli, que tras dar más días de penas que de alegrías se fue al Liverpool en 2014.
Después de 30 años, Silvio Berlusconi ha decidido vender el club a un grupo empresarial chino. A pesar de esta última década, el balance de su mandato en Milán es más que positivo. Títulos, fichajes estrellas, balones de oro, equipos históricos... pocos presidentes han sido tan importantes en la historia de un club como Berlusconi para el Milán.