MONTERREY VS PACHUCA

¡Víctor Guzmán, heroico, hace campeón a Pachuca!

Un gol suyo en el tiempo agregado otorgó a los Tuzos el sexto título de su historia. Los hidalgueses se sobrepusieron a la expulsión de Mosquera. Cardona falló un penalti en el primer tiempo. Monterrey se había adelantado con un gol de Pabón.

YURI CORTEZAFP

Víctor Guzmán. 21 años. José Luis Real le forjó en Verde Valle, pero en Pachuca encontró sosiego. En Pachuca encontró la gloria. Centro de Emmanuel García, y Guzmán, pícaro, bribón, acogotó a Castillo y su cabezazo abrió el cofre donde moraba el sexto título en la historia de los Tuzos. El devenir de la trama suele ocultar algún elemento que, al final, dará sentido a la conclusión de la historia; en esta ocasión, ni pudimos advertirlo. Monterrey dominó, abrumó, sesteó, danzó, galanteó. Qué más da. La estética (ni el calor del hogar) son requisito para optar por un título. Ya lo sabrán algunos. 

Óscar Pérez. 43 años. A la edad de Víctor Guzmán, disputó su primera temporada como profesional, como guardián de la meta 'cruzazulina'. En aquel entonces, Guzmán ni siquiera figuraba como plan de vida de sus padres. Hoy, en Monterrey, cobijados por aquel magnífico domo de plata, han alcanzado méritos para aspirar a una efigie en el centro de Pachuca. Ambos, de la mano. Guzmán fue Glaria y Pérez, Calero; Banks; Yashin. Pasado y futuro, en presente.

Era una premonición. Debimos saberlo. El show de Pérez era un 'spoiler'; vuelo descompuesto, pero eficiente, para manotear un misil 'cardonesco' (frontal,pelota muerta, con trayectoria rumbo a la escudara). Ayoví y Basanta, cabezazo e impacto de zurda, también perturbaron al meta, aunque no obligaron a su intervención. Pérez, corazón a prueba de taquicardias, se condujo con la lozanía de Hirving Lozano. Entonces, el penalti de García sobre Cardozo puso a prueba el marcapasos del "Conejo". Cardona, en infausto homenaje a Griezmann, marró el tiro. Premonición. Sí. 

¿Decíamos? Conejo; corazón eterno. Y manos a prueba de balas. Sus palmas obraron un milagro sobre la línea de gol; primero manoteó una chilena de Funes Mori y luego se lanzó de bruces, como un héroe de cómic que se abalanza sobre una bomba para evitar un daño mayor, sobre el balón suplicante. González bloqueó un tercer intento, pero Pérez ya había volado; por si las dudas. ¿Y Pachuca? Ni un vestigio. Pérez soportaba, como Atlas al globo terráqueo, los cimientos del Reloj Monumental. En eso, Pabón trazó una diagonal, balón en pies, y envió una raya, balón en fuego. Ni "El Conejo" pudo olfatear la amenaza. Y eso ya es decir. 

El gol simbolizó y abrochó el cerco al que Monterrey sometió al Pachuca. Pérez, quién si no, solo fue requerido una vez más en toda la velada; para tapar el enésimo intento de Cardona. Después, Diego Alonso (campeón en Monterrey con Pumas en 2004; premonición, también) ordenó que las tropas se desplegaran y que balón posara en pies de Gutiérrez, Lozano y Pizarro; su joven Trinidad. El juez pilló a Funes Mori en área ilegal y, poco después, Mosquera casi arranca la piel a Pabón. Fernando Guerrero le envió al exilio. Capitán de agua, qué diría Ángel Reyna. Lo cierto es que, a estas alturas, aún no sabemos si la maniobra fue premeditada. Tras el tiro insulso de Cardona, Pachuca embarneció, aunque aún tenía la guardia baja. La prórroga, inminente (decían). Pero no. No en el fútbol mexicano. Esta liga del último segundo, surrealismo encarnado, inverosimilitud en práctica. Apenas se asomaron los Tuzos, y encontraron la copa, reluciente, en un rincón, aguardando por sus garras. Centro de Emmanuel García, y Guzmán, pícaro, bribón... ¡Y Pachuca, campeón! 


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