Britos y Aguilar firman el Clásico en cuartos de final
Universidad se despidió del torneo con un empate ante las Águilas, que enfrentarán a las Chivas en la liguilla. A Pumas les queda la Libertadores.
Habrá clásico en los cuartos de final. Como en el Invierno 2001, bajo circunstancias similares: Águilas en cuarto y Chivas en quinto. Aquella vez triunfaron los azulcremas, gracias a la pierna prodigiosa de Cuauhtémoc Blanco (1-0 global). Mucha agua ha corrido. El América, en camino a la dinastía (cuatro títulos en tres años), y las Chivas en plena rehabilitación. El encuentro fue facilitado por los Pumas, más pendientes de su cita con la historia en Ecuador. Claro, hay prioridades. La liguilla les habría significado una molestia. ¿Dos partidos un mismo día en dos países distintos? No, gracias. Adelante, Clásico.
El sol drenó de energía a ambas escuadras en la primera mitad. Ese sol del que los Pumas quieren huir, pues nunca han sabido usar a su favor. Sobre el campo de juego, de verde fosforescente, Pumas y Águilas jadeaban mientras perseguían la pelota hacia callejones sin salida. Verón salvó las papeletas de Palacios después de que Aguilar lo superara con un punterazo y, seis minutos después, el mismo Aguilar remató casi desde la media luna un cabezazo kilométrico que abrió el marcador. Todo mientras Hugo González montaba una pachanga en su marco, cervezas en hielo y camastros.
El partido descorchó en la segunda mitad. Ahora el sol, lejos de drenarlos, les inyectó energía. 'Pikolín' atajó disparos de Arroyo y Aguilar, los más insidiosos atacantes americanistas, y vio de cerca los intentos de Darwin Quintero, un bosquejo de su versión santista. Después, Quiñones se disfrazó de Messi, pero su disparo cruzado solo extirpó los lamentos de la grada. En ello, Goltz interpuso su espalda para impedir que Herrera alcanzara la pelota. El árbitro señaló como falta una acción que mil repeticiones no han servido para dar veredicto. Sosa, con un cobro terso a las manos de González, se encargó de apagar la polémica.
El Clásico de alejaba y también la despedida honrosa de los Pumas. Que América aguarda por nosotros, qué dirían. Los auriazules se arremangaron y entonaron "por ti, Universidad". Pase bombeado de Cortés, de tiro libre, y soplo de Britos para vencer a González. Gol de laboratorio. Después, un bombazo de Quiñones rasguñó el poste izquierdo y Samudio fue expulsado por liarse con Sosa, aunque, a decir verdad, no creemos que patear el balón sea causal suficiente para merecer tal castigo. Sea como sea, seis tarjetas rojas para el América. Su peor enemigo, él mismo. El partido terminó en ebullición, muy lejos de la amnistía presagiada. A los Pumas le espera Ecuador y la historia. Al América, las Chivas y el Clásico.