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MEXICANOS POR EL MUNDO

Con los mexicanos dentro, Porto cae y se despide de la liga

Herrera, Tecatito y Layún salieron de inicio pero poco pudieron hacer para evitar la derrota frente al Tondela. Un golazo de Luiz Alberto decidió. El Porto, a nueve puntos del líder.

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Con los mexicanos dentro, Porto cae y se despide de la liga
MIGUEL RIOPAAFP

El Porto se ha despedido de la liga. Lo ha hecho desde la llegada de José Peseiro al banquillo y la salida de Julen Lopetegui. Salvo un milagro de proporciones bíblicas, los Dragones no cantarán el alirón al final de la temporada. La derrota, en propio campo, frente al Tondela (0-1) ha condenado, prácticamente, al equipo blanquiazul a terminar su segundo curso consecutivo sin abrir sus vitrinas. Y es que el Porto dormirá en el tercer lugar de la Primeira Liga, a nueve puntos del líder, con 18 por disputar. Matemáticamente, todo es posible. El Benfica necesitaría perder tres de sus seis partidos restantes. Eso, sin contar con que el Sporting también debe pinchar. 

El equipo de Héctor Herrera, Miguel Layún y Jesús 'Tecatito' Corona, quienes alinearon de inicio, comenzaron el partido acosando la meta de Claudio. Desbordes, disparos por doquier, las habituales filigranas de Corona. El gol estaba por caer. Al menos, esa era la sensación. Cuando Aboubakar estrelló su cabezazo contra el poste derecho, el Porto pareció cansarse de la facilidad con la que pisaba el área rival. Desde entonces, el fútbol se desapareció de sus pies. El Tondela, práctico y ordenado, ajustó las marcas: diluyó a Aboubakar, no permitió las incorporaciones de Layún y acosó a Brahimi, quien perdió todos los duelos individuales. 

La crisis futbolística del Porto se acentuó en la segunda mitad. Peseiro movió las piezas y plantó a Suk, en el eje de ataque, y a Marega, por la parcela izquierda. No hubo gran mejora. Sucedió que Luiz Alberto recibió la pelota a 35 metros del área y soltó un disparo magnífico, con efecto curvo y tendido, que reposó en el ángulo superior izquierdo de Casillas. No fue un fogonazo, fue una caricia. Como quien intenta depositar el balón en un bote de basura. El golazo apagó al Porto, que fue incapaz de encontrar fisuras en el muro del Tondela, sostenido Kaká y Pica. Claudio se prodigó para atajar un disparo de Corona, precedido por un recorte dentro del área, y más tarde, alejó con un salto brazo en alto un testarazo de Danilo. No hubo más. El Porto redactó su testamento. Falta la firma.