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PACHUCA VS PUEBLA

Los Tuzos remontan a la Franja en los últimos 10 minutos

Partido loco en el Estadio Hidalgo con mucho que apuntar: siete goles, remontada sobre el final y un autogol increíble del Hobbit. El Pachuca es el único invicto del torneo.

Pizarro anotó el tercer gol de la noche.
Pizarro anotó el tercer gol de la noche. ISAAC ORTIZMEXSPORT

El cierre de la jornada 6 del Clausura 2016 deparó un platillo exquisito. Barbacoa y mole poblano. El Pachuca salió revitalizado del banquete y el Puebla se intoxicó. A decir verdad, no sabemos si lo hizo con toda saña o por accidente. El marcador iba 2-2 al 80' y terminó 5-2, fallos de Campestrini y el 'Hobbit' mediante. De la bacanal emergió la tropa hidalguense, soberbia e invicta, aún. Satisfecha del festín, gustosa de sí misma. 

El partido se rompió en cuanto el árbitro lo inició. Norte-sur. Desenfreno. Guitarras de rock. Besos apasionados, lengua, aliento incontenible, gemidos que irrumpen en la oscuridad. Noche de San Valentín, pues. Lozano y Botta, con disparos cruzados, perturbaron a Campestrini. El 'Chucky', segundos después, desprendió un misil que explotó en el poste derecho del arquero argentino. En pleno intercambio de golpes, Araujo remató una carambola en el área hidalguense. Solo tres minutos después, Valdez remató con la frente el segundo tanto del partido. La pegada del Puebla: dos llegadas, dos goles.

Tanta intensidad le redituaría al Pachuca. Franco Jara intercambió un penalti de Herrera por el gol que devolvía a los pupilos de Diego Alonso al partido. Eso sí, tras el 1-2 ninguno de los dos equipos desplegó las banderas blancas. Botta, Cejas y Jara siguieron ensayando mientras el medio campo era, simplemente, una zona de tránsito rápido. Un correcalles sin piedad. 

En el segundo tiempo ambos resoplaron y transitaron con más cautela. Con menos arrojo y más cacumen. El Pachuca encontró en Lozano la dinamita para detonar el partido una vez más, pero 'El Chucky' no está de plácemes. Sus diagonales al centro, siempre impecables, terminaron en el palco de Juan Carlos Osorio o en las palmas de Campestrini. No sucedía más hasta que el 'Hobbit' Bermúdez montó un autogolpe y ensartó, con grandes dosis estéticas, el gol de la igualdad. De volea, a primer poste, cercano al ángulo. De haber sido intencionado, competiría por el Puskas. Las conspiraciones internas suelen tener tal carga estética.

Tras el complot urdido por Bermúdez, el Puebla se desmoronó. Pizarro disparó un balón como una roca sobre un lago que venció el vuelo torpe de Campestrini, Jara empujó un acarreo de Lozano y Almeida se dio el lujo de recibir, apuntar y destrozar el marco poblano tras un minuto de haber ingresado al campo. Las últimas acciones, cabe señalar, ocurrieron casi tan rápido como usted ha podido leerlas. El velada terminó en una cena romántica del Pachuca con sus aficionados y en la depresión del Puebla, que selló su semana triste. Hace seis años, exactos, que los Tuzos no recetaban más de cinco goles. Y la víctima fue... adivinaron: la Franja. Y, habrá que añadir, son el único invicto. Y el sublider. "¡Viva el día de los enamorados!", clamarán en la Bella Airosa.