El encanto de la Libertadores
Competir contra los grandes de Sudamérica siempre fue un anhelo para el futbol mexicano. Acostumbrado a jugar en una de las zonas futbolísticamente más rezagadas del planeta futbol, México siempre quiso medir fuerzas con Argentina, Brasil y Uruguay, principalmente.
A nivel de selecciones, el sueño se cumplió en 1993 con la participación del Tri en la Copa América de Ecuador, donde quedó subcampeón; a nivel de clubes, el futbol mexicano pisó fuerte en la Conmebol a partir de 1998, cuando América y Chivas jugaron entraron por vez primera en la Copa Libertadores.
Sí, esa Copa Libertadores, el torneo de clubes más importante del continente americano. Esa que nunca jugó Diego Armando Maradona, la que ganó dos veces Pelé y que Lio Messi sueña jugar con Newell's Old Boys, el mismo equipo con el que Marcelo Bielsa fue subcampeón en 1992; la misma que atestiguó los bicampeonatos de Peñarol, Santos e Independientes en sus seis primeras ediciones; la del tricampeonato de Estudiantes (68, 69 y 79), el "tetra" del Rojo de Avellaneda entre 1972 y 75, el América de Cali y sus cuatro finales perdidas.
La del Peñarol de Alberto Spencer y sus 54 goles (el goleador histórico); la de la "gallineada" de River Plate en el 66; la del "equipo de José" (Racing) y el Estudiantes de Zubeldía; la del Rojo de Santoro, Pavoni, el Zurdo López, Bochini y Bertoni; el River de Labruna y el Boca de Lorenzo; el Flamengo de Carpegiani y Zico; el Argentinos de Borghi y Yudica; el Nacional de Hugo de León y Ostolaza; el Atlético Nacional de Higuita, el Pacho Maturana y Pablo Escobar; el Olimpia de Cubilla y el Colo Colo de Jozic; el Sao Paulo de Telé Santana y el Vélez de Bianchi; el River del Enzo y el Boca de Guillermo y Palermo; la de los campeonatos de Bauza con Liga de Quito y San Lorenzo; la de los subcampeonatos de Cruz Azul, Chivas y Tigres...
Imágenes inolvidables para el futbol mexicano son aquella semifinal de América contra Boca en el 2000; el Atlas de La Volpe jugándole de tú a tú a River en el Monumental; Palencia besando la bandera de México en el 2000; la victoria cementera en La Bombonera en la Final; la goleada de Chivas a Boca en el Jalisco; la victoria de América en Maracaná frente al Flamengo y dejando fuera al Santos en cuartos de final; Guadalajara dejando todo ante Inter en la final del 2010; el #TodosSomosTigres del 2015...
La Libertadores tiene un encanto especial. No tiene las figuras de la Champions, pero la máxima competencia europea de clubes se nutre de sus estrellas; no tiene estadios de primer mundo, pero está lleno de inmuebles legendarios; no tiene palcos de lujo y figuras del jet set internacional en sus tribunas, pero sus aficionados son entregados y apasionados como en ninguna otra parte del mundo.
Que si la violencia de sus hinchadas; sus canchas en malas condiciones; apagones, inundaciones e invasiones de cancha; escupitajos, piquetes con alfileres y golpes; perros policías que muerden jugadores y carretillas volando desde las tribunas; la de las bengalas y gas pimienta; de árbitros que no llegan a los partidos y equipos suspendidos por emergencias sanitarias...
¡La Libertadores es todo eso y mucho más. México ya es parte de ella y también queremos ganarla!
PD: ¡Todo el éxito al debutante Puebla, a Toluca y Pumas, en su participación en la edición 2016!