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LIGA MX

Águilas y Camoteros firman un pacto de no agresión

El América de Ambriz inició el año de su centenario con empate a cero ante el Puebla en el Estadio Azteca. Moisés Muñoz tuvo dos atajadas de mérito en el segundo tiempo.

México DF
Alustiza estuvo muy cerca de abrir el marcador, pero se encontró con la resistencia de Moisés Muñoz.
José MéndezEFE

Tregua post-navideña en el Estadio Azteca. América y Puebla extendieron la bonhomía decembrina y optaron por consentirse en su debut en el Clausura 2016. Poco que reseñar más allá del referéndum en contra de Ambriz y la confirmación de las aptitudes emprendedoras de la Franja; esquivar el descenso le parecerá un desafío poco encomiable. Cero a cero nebuloso, el devenir de ambos es imposible de dilucidar. 

Dos bólidos con los circuitos congelados, la marcha averiada y el freno de mano atorado. Ni los nuevos bríos del nuevo torneo espabilaron a azulcremas y poblanos. El partido comenzó con un aviso de fuego amigo: Aguilar casi emboca en propia meta pero la escuadra le salvó las papeletas. Más adelante, Rojas citó a Alustiza de cara al gol pero el argentino, con ademán de avestruz, enterró la cabeza en el césped y Muñoz absorbió la descarga. Las emociones corrían por encargo del Puebla y el América seguía de siesta: Flavio Santos envió un satélite en órbita antes de que Benedetto ensayara una curva que terminó en la Autopista del Sol. El primer tiempo murió entre el tedio y espesura. 

Las 'Águilas', más cándidas, intentaron zarandear a la valerosa Franja tras el descanso. Un pase interno de Quintero desde la parcela derecha citó a Oribe con Campestrini, pero el hombro del guardameta bloqueó el intento del ariete. Acto seguido, un brochazo de luz entre la maraña de negros: ilusionismo de Alustiza en terruño crema; vuelo colosal de Muñoz para desactivar la prueba nuclear; acrobacia de Toledo, prolongación de Bermúdez y contención de 'Moi'. Todo a velocidad luz. El hielo se rompió. La insinuación casi petardea el esfuerzo diplomático para dejar morir el partido.

Tras el obús de Arroyo a balón parado manoteado por Campestrini y una bolea de Benedetto, con el cuerpo contorsionado, la pierna derecha prodigada y el torso inclinado, el partido murió con disimulo. 0-0 definido por la diplomacia. Pero, sabemos, la inacción política conlleva descontento, revolución, energía contenida. ¿Soportará la feligresía americanista más pactos de paz en tiempos de guerra?