Aquino y Damián conquistan Toluca y Tigres es finalista
Cardozo volvió a perder una semifinal. Ferretti buscará su cuarto campeonato ante 'Memo' Vázquez. Aquino y Álvarez marcaron en el segundo tiempo.
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Galactigres. Thundercats. Los apelativos que recibieron los Tigres durante el verano a raíz de la fructífera época de compras describían a un equipo invencible. Tras el varapalo de Buenos Aires en su intento de coronarse como campeones de la Copa Libertadores, el reto de Ferretti fue convencer a sus pupilos que aquella noche no habría de recordarse jamás. Hoy, los Tigres son finalistas de la Liga MX al apear en el Nemesio Diez a un Toluca que hizo gala de su crónica bipolaridad. Aquino y Damián Álvarez, con mención honorífica para Andre-Pierre Gignac, guiaron la victoria de los felinos regiomontanos que disputarán su segunda final del año. No era para menos, Thundercats.
Muchas conclusiones generó el partido: Cardozo perdió su cuarta semifinal (¿qué futuro le depara?), los Tigres reclamarán paternidad tras eliminar al Toluca por tercera vez consecutiva en una semifinal, Ferretti se batirá en duelo parricida con 'Memo' Vázquez por su cuarto título de liga. Pero desgranemos el cómo llegamos a tales desenlaces. Empezaremos por decir que la pizarra de Cardozo mostraba un montón de 'X' pintadas en un extremo. La misión: resistir. Los Tigres percutieron como debían hacerlo: cualquier empate con goles les clasificaba. El remate de bolea de Damm fue una premonición de cómo sería la noche.
Empezó el concierto de desmarques, asistencias y gatillazos de Gignac. Primero sorteó una barrida temeraria de Esquivel e impactó al pie recogido de Talavera y luego sumergió el pie en la tierra y levantó el balón hacia Dueñas quien prolongó de cabeza a Sóbis; Ríos se interpuso entre el balón y las redes. No hubo noticias del Toluca aunque el refugio era parte de su plan. Por supuesto, podemos discutir las implicaciones morales de jugar a la ruleta rusa. Sóbis casi echa el proyecto en tierra, cuando su punterazo se convirtió en un bólido que Talavera vio pasar con estupor.
Tras partido y medio de asedio, al Toluca le restaban 45 minutos para llegar a tierra firme. Es, realmente, lo más cerca que han estado los Diablos de la final en las últimas cuatro semifinales fallidas. Pero aún debía resistir. Talavera era el símbolo de la oposición: volvió a negar a Gignac tras un espanto de Ríos. Poco después, Triverio dio señales de vida y su comba se perdió a pulgadas de la horquilla. Su disparo detonó al Toluca, que se quitó el corsé y tomó las armas. Uribe y Galindo casi marcan de cabeza pero el intento de uno fue desviado por la mirada de Guzmán y el otro detenido por el omnipresente Gignac sobre la línea de gol. Cueva, sustituto de Triverio, también presentó credenciales tras un pase de costa a costa de Esquivel. En plena rebelión toluqueña, Damián Álvarez, suplente de Damm, danzó a Rojas y su pelota rellena de veneno fue rematada por Aquino, quien se merendó a Christian Pérez. El alcázar de Cardozo se derrumbó.
El partido terminó, todos los supimos, con el gol de Aquino. El misil de Gignac que explotó en el travesaño de Talavera fue la primera línea de la esquela en honor al Toluca. La media vuelta de Uribe fue el preludio de un gol poético: contra activada por Dueñas, brochazo de Gignac y ejecución de Álvarez, de cabeza a primer poste. Los años no pasan por Damián Álvarez. El Toluca se abandonó después de recibir las banderillas. Los Tigres jugarán una final de liga un año después de la debacle de los tres expulsados en el Azteca. En aquel entonces no eran los 'Galactigres' y sí tenían a Damián pero no a Gignac. Hasta entonces.