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México DFActualizado a

Alguna vez Pável Pardo me reclamó en un elevador, en su hotel de concentración, en Guadalajara, "por no irle al América" como a veces lo decía.

Me parece que cinco minutos no fueron suficientes para explicarle que antes que él naciera yo ya le iba al equipo al que en ese tiempo defendía como profesional, aunque no fuera americanista de corazón, pero que, sin embargo, “irle” a un equipo desde la niñez no te obliga a que tiempo después, como periodista deportivo, tengas que defenderlo como otro de sus futbolistas, sin ver, sin analizar, con la camiseta puesta e incumpliendo a tu trabajo.

No, “irle” al América desde los ocho años no es algo que me interese ocultar, pues tampoco es algo que me obligue a faltar a mis obligaciones. Y lo recuerdo porque el miércoles, antes del partido en el Estadio Azteca, recibí uno de esos reclamos extraños de parte de cierto dirigente americanista (que sabe que lo aprecio mucho), que no pudo evitar sentirse incómodo porque el lunes, en unos pronósticos, dije que León era favorito en la serie (antes, aclaro, de saber que Boselli no viajaría por lesión).

Y me extraña, pues antes ya le he dicho que no me convence nadita ver a Nacho Ambriz en esa banca, algo que repito aún después de los cuatro goles del partido de ida: uno de rebote, otro a pase de un rival, uno más en penal inexistente y el último que se tragó William Yarbrough de manera increíble.

Con muy poco futbol, con tremendos yerros defensivos que no fueron aprovechados por los verdes y con ese mismo temor que sigue manifestando Ambriz en los momentos en los que hay que saber matar al rival.

Ahora, después de ver la pobre entrada al Coloso de Santa Úrsula, creo que no soy el único que piensa así. Se vale crecer, se vale aprender, dudo que le pase a Nacho, pero ojalá me equivoque, no sería la primera vez que lo hiciera y no me da miedo ver como algunos personajes que parecen incapaces de crecer un día lo hacen y me “cierran la boca” (o la computadora, en este caso). Pero, después de ello, de la misma forma de siempre, seguiré escribiendo y diciendo lo que pienso, lo que puedo ver, haciendo a un lado la pasión por algunos colores.

 De salida

Hablando del clavado del Rifle Andrade, ojalá la Disciplinaria se anime a impartir justicia sin mirar a quién.