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LIGA MX

Chivas y Tuzos llevan el fútbol a la neurosis

Partido increíble en el Omnilife. El Rebaño remontó el 1-0 inicial en dos minutos y el Pachuca se sobrepuso del 3-1 en cuatro. Un penalti dudoso sobre Bravo permitió el empate final.

Actualizado a
Las Chivas llegaron a 18 puntos con el empate, al igual que los Tuzos.
Mexsport

Las crónicas de partidos asombrosos tienen una sentencia de muerte desde su redacción: nunca podrán superar al partido en sí. Algunas ni siquiera podrán describir adecuadamente sus vaivenes ni plasmar con fidelidad sus emociones. Arriesgándome al escarnio, escribo que las Chivas y el Pachuca elevaron al fútbol a un estado neurótico. 4-4, remontadas, polémica, atajadas y errores crasos de por medio. Procuraré ser fiel a la narrativa pero advierto que cuando las palabras quedan cortas es porque los futbolistas han cumplido su cometido. 

Los primeros minutos debieron servir como premonición. Rodríguez escupió un disparo que remachó Urretavizcaya para abrir el marcador. Sólo habían corrido dos minutos. Los mismos que tardó el Rebaño en voltear la llave y someter al insolente forastero. Zaldívar, de remate de cabeza en las narices del "Conejo" Pérez, y Michel Vázquez, de disparo terso acariciado por las yemas del arquero tuzo, concretaron la remontada exprés. Casi en lo mismo que tarda un bólido en dar una vuelta al circuito de los Hermanos Rodríguez. O el aletear de un colibrí. Al 32', Zaldívar volvió a aparecer al puntear el resultado de una carambola; ni Mosquera ni Pérez pudieron evitar el tanto, tan feo, la pelota que entró al marco pidiendo permiso. 

El medio tiempo fue tan sólo en una oportunidad para tomar aire. Los tuzos emergieron los vestidores con el cuchillo entre los dientes y pintura negra sobre las mejillas. Un tiro libre de Urretavizcaya, curvo y pletórico, forzó el vuelo estelar de 'Toño' Rodríguez, quien sirvió en bandeja, como golosina, el balón a Hugo Rodríguez. Inició el aquelarre. Las jugadas que reseñaré a continuación ocurrieron con mayor velocidad a la que usted empleará para leerlas: Jara empujó un centro geométrico de Botta, Raúl López ejerció de fullback ante Urretavizcaya, Peñaloza sancionó y Jara liquidó desde el círculo de cal. De 3-1 a 3-4 en cuatro minutos. Bienvenidos a la Liga MX. 

El fútbol degeneró en un extrañísimo y sobrecogedor episodio de vesania. El partido se transfiguró en una pintura de Kandinski. Sin forma, sin control, entrega total al impulso y el instinto. Léase lo siguiente con extremo sigilo: Bravo emboca de penalti su décimo gol del torneo gracias a la falta (?) de Rodríguez (abrazo cariñoso, más bien), Martínez barre a Bravo pero Peñaloza hace mutis, Pizarro acarrea la pelota desde el medio campo y su disparo hizo un guiño al travesaño, el "Conejo" se revuelca para desactivar una bomba de Michel Vázquez, 'Toño' Rodríguez vuelva por los aires para desviar una joya esculpida en tres dedos por Pizarro. Ya. Puede tomar un respiro. Si ha llegado hasta este punto de la crónica sin sufrir un ataque de vértigo, felicidades. Está en condiciones de saber que el empate, no obstante el espectáculo, podría no servirle a ninguno de los dos equipos, que ven la liguilla como un espejismo en el desierto. Tanto para qué: el mantra de un neurótico.