Los Jaguares demuelen la muralla puma en casa
Partido de alternativas que se llevó el equipo de La Volpe con goles de Romero, Armenteros y Alatorre, en contra. Los Pumas recibieron gol en casa después de 568 minutos.
El sol, fiel acompañante del medio día de domingo en Ciudad Universitaria, decidió ausentarse. Primer síntoma de que el partido no sería usual. No lo fue. Los Pumas perdieron 2-3 ante Jaguares, su fortaleza impenetrable fue derrumbada (568 minutos sin gol) y terminaron desquiciados, bombardeando sin cesar al estupendo meta Jiménez. El mundo al revés.
Presagio: el día que la muralla puma ceda, también caerá el Olímpico. Al césped universitario llegó el jaguar, garras afiladas, pelaje púrpura, rugido ensordecedor; la clase de forastero que tanto turba a la feligresía puma. Fueron los auriazules, no obstante, los felinos más fieros de inicio. Ismael Sosa, con movimiento de piernas, hipnotizó a Insaurralde y sirvió en bandeja el gol de Herrera, delantero de dulce. Los Pumas entraron en goce: pases armónicos, laterales y profundos, movimiento y desmarque. Sosa casi marca con un brochazo, cargado de pintura, de pierna derecha; Jiménez, escudo antiaéreo, dio una probada de sus cualidades.
El Jaguar de La Volpe inició el asecho. Penetró la espesura de la selva y rodeó al puma, primero vigoroso, ahora desconcertado. El remate alto de Insaurralde, con ademán de danzarín, desencadenó la seguidilla de arañazos. Entonces, Silvio Romero pescó un globo de Avilés Hurtado y fulminó a Palacios. Adiós récord. 568 minutos terminaron en la nada, en números impíos e información basura. Acto seguido, el misil de Hurtado fue desviado por el aire que jalaba el vuelo de Palacios al intentar rasparlo. Siguió el festín chiapaneco. Vidangossy, que torturó a Fuentes toda la primera parte, arribó a la línea de fondo y envió un centro que remató Alatorre, con notable tempo, en propio marco. Palacios, resignado, sólo se dejó caer. 568 minutos sin gol se convirtieron en ocho minutos con dos goles encajados. De información basura a sketch cómico.
Reactivado el partido, los Pumas tuvieron una segunda vida después de morir en el asalto anterior. Vidangossy y Silva, conexión chilena, cargó con el jaguar drenado de energía. Los Pumas, más garra que fútbol, se acercaron a Jiménez. Entonces, Sosa y Britos, en jugada barcelonesca (pase profundo, pivoteo, bombazo desde la frontal con efecto hacia el rincón opuesto) revitalizaron a los universitarios. Qué golazo. Pero Armenteros, guante de seda, pilló a Palacios jugando 'stop' y le colgó la pelota en su vértice superior derecho. Tiro libre excelso. Lo que siguió fue La Volpe apelando a todo su repertorio de corbatas de dragón, Jiménez ejerciendo de Santo Domingo y la ceguera de Paul Delgadillo: mano de Silva para evitar un centro Sosa; ni pío. Jiménez voló para desactivar las bombas de Sosa y Quintana y el último remate de Alcoba se marchó a una lágrima. El jaguar, empapado en sangre, sobrevivió al combate de fieras. La liguilla está en el horizonte. A los Pumas les queda el consuelo de que la cima aún es suya.