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LIGA MX

El golazo de Esquivel apaga la rebelión de los Gallos

Con dobletes de Esquivel, de gran partido, y Uribe, el Toluca derrotó al Querétaro que perdía 3-0 y se quedó cerca del empate. Los Diablos son sublíderes.

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El golazo de Esquivel apaga la rebelión de los Gallos
Mexsport

Carlos Esquivel alivió al Toluca después de varios minutos de zozobra. Su golazo de tiro libre a doce minutos del final sofocó la reacción del Querétaro, que rondó el empate pese estar 3-0 en el primer tiempo. Al Rojo le quedó el susto como reminiscencia, y los tres puntos como pasaporte rumbo a la liguilla. 

El Toluca, endiablado, salió hambriento. Apenas terminaba su canturreo el gallo, Fernando Uribe aprovechó un pase retrasado de Kevin Gutiérrez y la confusión de Escalante, para firmar el primer tanto del partido. Dulce vuelta del colombiano después de un mes entre algodones. Al Diablo le gustó el sabor del caldo de gallo: Esquivel sirvió el segundo plato. Con las patas magulladas, el gallo estiró las alas y abrió el pico. Danilinho encaró a Talavera, en posición de Cristo, y disparó a la pierna prodigada del guardameta choricero. Acción kamikaze. Poco después, Darío Bottinelli cambió súbitamente su trayectoria para eludir la marca de Corral y su proyectil sólo dejó una estela de aire a la izquierda del marco de Volpi.

Enrique Triverio. Delantero hercúleo, vigoroso, combustible por sus venas. Con voluntad de budista labró el tercer gol del Toluca: robo de balón en mediocampo, conducción con persecución, impacto bloqueado por Escalante y remate de Uribe; un gol aderezado con testosterona y coronado con una cereza. 3-0. Tan tan. No, Vucetich no tenía planeado cerrar la carpeta. Ordenó una ofensiva que sitió a los mexiquenses al final de la primera mitad. Entonces, Orbelín Pineda giró y su disparo de pierna izquierda tocó a Gerardo Rodríguez y entró burlón, el cuero sacándole la lengua, en la meta de Talavera. Segundos después, Miguel Martínez giró el cuello bajo la sombra del travesaño tolqueño, pero su chuchería salió disparada hacia la tribuna de sol. Del ‘Tan tan’ al ‘fiu’ en menos de diez minutos. De la hamaca al sudor gélido.

Ocurrió que el asedio del Querétaro se prolongó a la segunda mitad. El Toluca vivaracho de la primera, el de los acarreos de Cueva, las procesiones de Uribe y las incursiones suicidas de Jordan Silva, sólo era un recuerdo. Orbelín Pineda marcó al 48' tras una escena de caos en el área chica toluqueña; de fútbol a octágono de UFC. A trancas y barrancas, el gol sobrepasó la línea de gol. Los Diablos se recluyeron en el noveno círculo de Dante mientras los Gallos picoteaban sin cesar. Talavera se zambulló al 66’ para atajar un bombazo de Sepúlveda que pretendía estallar en el rincón más recóndito de su marco. Los pupilos de Cardozo no encontraban salida; sólo eran sostenidos por el heroísmo de Da Silva, quien se batía a duelo con el césped, lodo mediante, para devorar el último pase queretano.

Sin Triverio desde el medio tiempo, Cardozo inyectó a Brambila; una dosis de adrenalina para el Diablo. Suyo fue un cañonazo que se pasó no muy lejos del travesaño de Volpi en el 74’. Silencio. Tiro libre. Esquivel frente al balón. Un guante blanco envuelve su zapatilla. Comba imperial, guiada por el vientecillo aterido del Toluca otoñal. Golazo que merece una representación en el Cosmovitral: el balón conformado por vidrios y esmaltes rojos y anaranjados. La reseña de toda jugada restante está de más, incluida la pavorosa falla de Brambila con marco abierto. El Toluca capturó el subliderato y mira en el horizonte su hábitat natural: la Liguilla.