El 'Hobbit' y Rey deprimen a La Máquina
El Puebla venció Cruz Azul con tantos de Bermúdez y Rey y escaló a la séptima posición del torneo. Campestrini atajó dos disparos al final.
Azul es depresión. Y la Máquina de Bueno, acorde a su color, se regodea en su delirio autodestructivo. Cruz Azul volvió al barranco al caer 2-1 en Puebla, tantos del 'Hobbit' Bermúdez y Luis Gabriel Rey. Lucas Silva fue el único en limpiar las lágrimas e inflar los pulmones. Pero al Cruz Azul no le vale con intentos. Ni siquiera con rezos. Y tal vez ni con milagros.
El Cruz Azul (o Naranja, será) fue la antítesis que el significado de sus colores indicaba. De 'Naranja Mecánica' a pez payaso. Paupérrimo homenaje a la estética holandesa. El fútbol total, en dado caso, fue del Puebla, aunque quizá exageremos. Al menos el gol inaugural, obra de 'El Hobbit' Bermúdez al minuto 27', honró la herencia del color. Contragolpe enfurecido: conducción de Flavio Santos, centro de lado a lado del área; pase y recepción de Toledo, en el mismo golpe, y aparición a segundo poste del pícaro Bermúdez. Gol trigonométrico.
La Máquina siguió en estado de coma. Bermúdez, desatado, poseedor del anillo, desquició a la defensa conformada por Sancho, Mendoza y Pinto. Fue, precisamente, Sancho quien trabó a Bermúdez cuando éste cubría el balón al internarse en el área. Rey embocó el segundo desde el punto penal. El partido siguió bajo el dictado de la 'Franja' hasta que Lucas Silva, con pólvora en la frente, trituró las palmas de Campestrini. PUM. El cabezazo resonó hasta el Popocatépetl. El brutal testarazo fue el punto final del primer tiempo.
Sergio Bueno inyectó adrenalina a sus pupilos, de naranja electrificado ahora. Marini, en cambio, ordenó el repliegue de las tropas. Flavio Santos intentó y el "Chaco" Giménez cabeceó débil. Campestrini detuvo el peligro en ambas ocasiones. El Azul se encomendó a las procesiones de Richard Ruiz por la parcela derecha. La enjundia hormonal le duró poco a los cementeros, que volvieron a apaciguarse ante la verticalidad poblana. Torres y Robles volvieron a gobernar el centro del campo, Acosta probó la solvencia de Corona, quien atajó sin problemas y Rey detonó un obús cuya estela incendiada rozó la horquilla. Muy poco de Vuoso; sólo un disparo que terminó muy cerca del banderín del tiro de esquina.
Las últimas oportunidades fueron del Cruz Azul, puesto en plan de matar y morir. Carrizo, tanto por descubrir, golpeó con el empeine desde el vértice del área. Campestrini desvió con las cutículas. Flashback a Maxi Rodríguez en Leipzig. Se equivocan quienes aseguran que los goles son el alma del fútbol. Carrizo y Campestrini demostraron lo contrario. Acto seguido, Lucas Silva cabeceó con la misma furia del primer gol, Campestrini, con los pies juntitos y el cuerpo echado hacia atrás, como quien es fusilado, repelió la última salva. El Puebla esquivó la bala y gritó, por cuarta vez en el curso, victoria en su feudo provisional. Los camoteros vuelven a encaramarse en la batalla por los boletos de liguilla; el Cruz Azul volvió a entrar en depresión: 10 puntos y décimo sexto lugar general.