Villalpando resiste el tiroteo y los Jaguares rescatan el empate
Diablos y Jaguares repartieron puntos. El golazo de Aviles Hurtado adelantó a los chiapanecos, que sufrieron un gol en contra del 'Chaka' Rodríguez.
Vaivén demoníaco en el Infierno. Duelo norte-sur, sin respiro, palpitante. Toluca y Jaguares empataron a 1 en el Estadio Nemesio Diez. Avilés Hurtado, de bellísima ejecución de chilena, adelantó a los chiapanecos en el primer tiempo, en tanto el 'Chaka' Rodríguez, en propia puerta convirtió para el Toluca. Si más goles no hubieron fue por la grandiosidad, insólita, de Villalpando, o algún rezo que exorcizara a los demonios del infierno.
El jaguar, asediador, salió a la caza del Diablo, sin complejos ni pavor. Felino sigiloso. Hurtado y Romero turbaron a Jordan Silva y Paulo Da Silva: capaces de aparecer en dos lados a la vez. Nicolás Saucedo, sustituto del estelar Uribe, comandó el estéril ataque rojo en la primera mitad. Saucedo no pudo limpiarse el óxido del banquillo. Un cabezazo suyo no supuso peligro para Villalpando. En el otro frente, Hurtado torturaba a Rojas y Silva dominaba el centro del campo. El Diablo despabiló. Darío Bottinelli desembuchó un obús que se estrelló en la madera derecha un Villalpando petrificado.
En pleno acoso toluqueño, el Jaguar soltó el primer zarpazo. Jugada eléctrica, demencial, huracanada. Romero condujo por toda la campiña mexiquense hasta que Talavera salió al paso; el argentino maniobró para eludir al arquero y se escoró a la derecha para trazar el centro, que pescó Avilés Hurtado, plástico, con ademán de gimnasta descendiendo de un salto mortal hacia atrás. Un gol esculpido por Miguel Ángel, en mármol. Talvera enrojeció sus manos al aplaudir.
El segundo tiempo fue un corre-calles disparatado, anárquico, sobrecogedor. Cardozo ordenó el adelantamiento de sus líneas, lo cual dejó expuesto, en carne viva, a sus Diablos. Romero y Hurtado saborearon el festín. Parcelas y parcelas por recorrer. El Toluca se encaramó sobre el combativo felino. Al 52', una jugada trazada con escuadras, terminó con Esquivel picoteando el cuero sobre terruño chiapaneco: Rodríguez lo cabeceó con la potencia de Borgetti, cabezazo frontal, sólido, el cuerpo echado hacia atrás para acrecentar la potencia. Un error: portería equivocada.
Víctimas del fuego amigo, los pupilos de La Volpe se refugiaron y apostaron todo a la contra. Inició el sitio endemoniado: Triverio disparó alto; Bottinelli, torcido; Villpalpando atajó un cabezazo brutal de Triverio desde el corazón del área; Villpalpando se estiró para enviar a las gradas un misil de Ríos; Villalpando tapó un disparo agónico de Velasco, cuando moría el partido. Villalpando, siempre Villalpando.
Al Toluca le pudo el reloj y Chiapas respiró aliviado. Reparto de puntos que no perjudica en demasía a ambos, integrantes del grupo selecto que pasaría el corte de la temporada regular (Toluca, en quinto; Chiapas, séptimo). Queda el bamboleo y las cenizas del vaivén demoníaco en el infierno.