El Porto, del taconazo de Madjer a la gloria con Mourinho
Los "Dragones" son uno de los clubes más laureados del fútbol portugués. Club centenario, épico, acompañado por el misticismo de su ciudad.
El "Força Porto" resuena por el Duero y retumba en las callejuelas adoquinadas del Barrio de Ribeira. La Torre de los Clérigos, joya barroca que se yergue el Barrio de Miragaia y domina la cuenca del Duero y su desembocadura al Atlántico, vigila a los Dragones blanquiazules, el Porto de Fernando Gomes, Teófilo Cubillas, Rabah Madjer, Paulo Futre, Mario Jardel, Deco, James Rodríguez.
El Porto es la violenta y finísima espuela de Madjer en Viena, o el disparo congelado del mismo argelino, que voló sobre Pereira, y cayó en la nieve de Tokio, tras la línea de gol de Peñarol. O la caricia de Deco en Gelsenkirchen.
Futebol Clube do Oporto, club fundado hace 121 años por António Nicolau de Almeida, un vendedor de vino; de vino de oporto, debía ser. Tras luchas intestinas, el club revivió en 1906, y un año después disputó su primer partido de por vida, ante el Real Fortuna español. El club comenzó a germinar. Ganó su primera liga en 1934 (debut oficial de la competición, nombrada Campeonato Nacional da Primeira Divisão cuatro años después). En los años 50, terminó con una sequía de 16 años y logró su primer doblete en la temporada 55-56 (Liga y Copa), dirigidos por el brasileño Durival Yustrich.
En 1973, la muerte sorprendió al capitán, Pavão, al minuto 13 de un partido de liga contra el Vitória de Setúbal. El jugador se desplomó sobre el campo de juego y fue llevado al Hospital São João, donde murió horas después. La autopsia del caso reveló que había sufrido "una descarga brusca de adrenalina", sin embargo, el caso jamás fue esclarecido.
Teófilo Cubillas recaló en Porto en 1973. Su batuta guió a los Dragones a alzar la Copa en 1976. Pronto llegó la hora de asaltar Europa. Su primera final de la Copa de Europa, en Viena, temporada 86-87. Enfrente, el temible Bayern Múnich de Udo Lattek. El 0-1 al 79' vaticinaba la victoria bávara cuando surgió la magia: Madjer, argelino con el botín retacado de tiza, remató con la espuela un centro ínfimo de Juary. El balón rodó hacia las redes de Pfaff. "Después de tantos años, aún no sé cómo lo hice", se sincera Madjer, quien guió al Porto a la gloria europea. En diciembre de ese año, y bajo una brutal tormenta de nieve en la tundra japonesa, un obús de Madjer derrumbó la resistencia del tozudo Peñarol del Maestro Tabárez. Campeones intercontinentales. Brindis con un Tinta Roriz, uva distinguida del Alto Duero.
Los 90 fueron dorados: siete ligas y tres copas portuguesas. El desfile de entrenadores no menguó sus éxitos: Carlos Alberto, Bobby Robson, António Oliveira y Fernando Santos; todos cosecharon múltiples galardones. La década áurea fue el preámbulo del arribo de José Mourinho, otrora asistente de Robson, intérprete aficionado y licenciado en Educación Física. Bajo el mando de 'Mou', el Porto rozaría los cielos: dos Ligas, una Copa, una Supercopa, una Copa UEFA y una Liga de Campeones de Europa, conseguida en Gelsenkirchen y coronada por el fogonazo de Alenichev y la delicatessen de Deco. Fútbol rabioso e impenetrable, la proclama del 'petulante' Mou que, días más tarde, tomaría un vuelo a Londres.
Los últimos años de los Dragones han sido caracterizados por una boyante política de fichajes que le ha convertido en el puerto de paso de futbolistas que apuntan a la élite. Hulk, Pepe, Radamel Falcao, James Rodríguez, Joao Moutinho. Todos se han enfundado las franjas blanquiazules. Es el Porto y el Porto flaqueado por el Puente Dom Luis I donde Miguel Layún, Jesús Corona, Raúl Gudiño y Héctor Herrera intentarán recrear la virguería de Madjer y la caricia de Deco para devolver la gloria a la ribera del Duero.
Palmarés del Porto