Violencia en primera persona
La agresión de Miguel Herrera al comentarista de Televisión Azteca, Christian Martinoli, en el aeropuerto de Filadelfia confirma, desafortunadamente, lo que muchos aficionados al fútbol piensan del ‘Piojo’: es un hombre enfermo que no puede controlar sus emociones y reacciona con violencia a la menor provocación.
Como reportero viví, en primera persona, dos episodios de la violencia incontenible de este personaje. En 1998 cubría, para el diario Reforma, un entrenamiento de Toros Neza, equipo en el que el ‘Piojo’ vestía la camiseta número 4. En la práctica, Herrera se barrió fuertemente y lesionó a Óscar Vega, un jugador que alineaba con el cuadro suplente en el interescuadras. El hecho quedó consignado en la nota que se publicó el 4 de noviembre de aquel año con el título ‘El enojo burel’. Ese día, Herrera fue separado del equipo por el dueño de Toros Neza, Juan Antonio Hernández, lo que provocó que el ‘Piojo’ me mandara decir, con varios colegas, que me iba a “arrancar la cabeza”, una frase de cabecera en el lenguaje bravucón del ex defensa, pues también se la escuché decir cuando se encaró con el delantero uruguayo de Pumas, Diego Alonso, tras la final que el cuadro del Pedregal le ganó a Rayados, en el Apertura 2004.
Tristemente no son los únicos arranques violentos de Herrera Aguirre, un personaje al que recuerdo, como muchos, por su agresión al hondureño Eugenio Dolmo Flores en un partido eliminatorio de Selección Mexicana en el Estadio Azteca y su enfurecida reacción contra un aficionado que lo insultó en León, en 1994, hechos que le costaron no asistir al Mundial celebrado en Estados Unidos aquel año.
Ahora, tras la agresión a Martinoli, lo mínimo que podemos esperar de la Federación Mexicana de Fútbol es la destitución de Herrera Aguirre. Las llamadas de atención ya no sirven. Un hombre así, no puede dirigir al equipo que representa al balompié nacional. Por su bien y el de su familia (su hija también estuvo involucrada en el incidente en Filadelfia), el ‘Piojo’ debe recibir ayuda profesional.
De bote pronto
¿Sabía usted que Miguel Herrera ha pasado 14 horas de arresto por incidentes violentos dentro de una cancha de futbol? La agresión al aficionado del León, el 2 de abril de 1994, le costó al ‘Piojo’ seis horas de detención en el Ministerio Público de aquella ciudad. Por golpear al ayudante del inspector autoridad en el Estadio Tres de Marzo, en Zapopan, el 23 de marzo de 2002, Herrera pasó ocho horas declarando en las oficinas de Seguridad Pública del municipio jalisciense. En ambos casos su Atlante, primero como jugador y luego como técnico, fue derrotado: 2-1 por los Esmeraldas y 4-0 por la UAG.