Serena Williams es un verbo

México

Serena es la mejor tenista y uno de los mejores atletas de la historia. Parecería que estaba predestinada a serlo y que su padre lo sabía, aunque el destino sólo entiende de trabajo, esfuerzo, dedicación y sacrificio. Hay mucho que hablar de Serena, toda su vida ha estado rodeada de comentarios, críticas, opiniones. Pero ahora, en el ocaso de 27 años de carrera, quiero destacar algunos puntos que me parecen de un auténtico fenómeno.

En primer lugar el inicio de su trayectoria. Donde su padre fue un visionario, supo darle el tiempo necesario y priorizar lo verdaderamente importante. Entendió que el dinero y la fama, que irónicamente eran si principal objetivo, llegan cuando el atleta está en el nivel para recibirlo. Y este punto no es poca cosa, sobre todo cuando el padre es entrenador y manager. Cuánto talento hemos visto desperdiciado en cualquier deporte por la ambición y malos manejos de los padres.

En segundo lugar, supieron manejar de manera excepcional la relación con Venus. Serena tomó su proceso, sus tiempos, entendió que su carrera era paralela a la de su hermana. En lugar de sentirse a su sombra, la tomó como un ideal, con el que, en un principio, nunca se comparó, pero con el que siempre compitió. No solo son hermanas, fueron mayores rivales, máxima inspiración y pareja de dobles. Algo nunca visto en la historia. Construyeron un imperio, un nombre, un estandarte y un antes y después en la historia del tenis.

En lo individual, como hermanas y marca. Espectacular. Serena lleva una vida jugando, ha vuelto después de lesiones, de ser madre; ha existido en todas las épocas. Después de 27 años está jugando a nivel y con posibilidades en el US Open. ¿Qué carrera dura eso? ¿A ese nivel? ¿Con esos resultados? Poquísimas. Y no casualmente varios de ellos, tenistas. En su carrera nunca tuvo una rivalidad historia casada, como lo serían Messi y Cristiano, Manning y Brady, Nadal y Federer, Martina Navratilova y Chris Evert.

Lo cual hace su recorrido todavía más impresionante. Un rival te presiona, te impulsa, te anima, te reta. Mantenerte sin alguien que te pise los talones constantemente es muy admirable. Todavía lo es más, cuando tu mayor rivalidad, es la opinión pública: su físico, su manera de vestir en la cancha, la agresividad y pasión con la que se expresa hacia rivales y jueces, por decir lo más obvio. Las críticas y los comentarios que puede generar podrían haber sido un distractor fuerte.

Ella no perdió foco. Los usó como gasolina no solo para su carrera, sino para ser punta de lanza y marcar diferencia en el deporte femenil y sus derechos, así como en la comunidad afroamericana.Serena es única, veo difícil que alguien supere lo hecho por ella, más allá del tenis. Serena es un todo que ha cambiado la historia. Serena Williams es un verbo.

Lo más visto

Más noticias