Palestina busca una alegría en la Copa Asiática
La Selección de Palestina disputa su tercera Copa Asiática en medio de la guerra en Gaza, asediada por los bombardeos israelíes, y sacudida por las pérdidas humanas en su entorno.
El 7 de octubre de 2023, volvió el infierno a Oriente Medio. La incursión de Hamás y la Yihad Islámica en suelo israelí, que dejó al menos 1,139 muertos y cientos de secuestros, desató una guerra que ha dejado cifras escabrosas: más de 20,000 personas han perdido la vida (aunque el número varía según la fuente) y 1.9 millones han sido desplazadas desde la Franja de Gaza (890,000 niños), de acuerdo a cifras de la ONG Save the Children. Alrededor del 85% de la población de Gaza ha tenido que abandonar el enclave, lo cual, añadido a los bombardeos masivos contra objetivos civiles, constituyen crímenes de guerra, según Human Rights Watch y la ONU.
Te puede interesar - Vas Núñez pensó en el retiro; ahora, jugará la Copa Asiática con Hong Kong
La crisis humanitaria en la Franja de Gaza es inusitada. Los bombardeos no han cesado. La situación es cada vez más crítica. En medio del fuego, de una pesadilla que no parece no terminará pronto, como anticipó el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu (”la guerra no está ni lejos de acabar”), Palestina se presenta en la Copa Asiática de Naciones de Qatar. La tercera en su historia. Una nimiedad, a priori. Sin embargo, para los futbolistas, y quizá para algunos aficionados, el torneo es una oportunidad. No serán tres partidos de trámite, si no que tendrán un propósito. Un bálsamo, por pequeño que sea. Una alegría.
“Muchos de los jugadores tienen familia en Gaza todavía. Muchos juegan en Palestina y no han estado en un partido desde que la guerra empezó”, declaró Mohammed Bassim Rashid, una de las estrellas de la Selección Palestina, a Al Jazeera. “La gente se siente más apasionada y más conectada con Palestina. Es triste saber que esta tragedia haya pasado para que nos volteen a ver”, lamenta el mediocampista, días antes de que ‘Los Leones de Canaán’ debutaran en la Copa de la AFC, frente a Irán.
La guerra también ha tocado al entorno del fútbol palestino. La semana pasada, un bombardeo israelí en Gaza acabó con la vida de Hani Al-Masdar, entrenador del equipo olímpico (Sub 23). La Asociación Palestina de Fútbol denunció en un comunicado de prensa que alrededor de 1,000 de sus agremiados (jugadores profesionales y amateur, administradores y visores) han sido asesinados desde el inicio de la guerra, el 7 de octubre. “Hemos enviado cartas al Comité Olímpico Internacional y a todas las federaciones, continentales, internacionales y regionales (incluida la FIFA), para pedir una investigación urgente sobre los crímenes de la ocupación israelí contra deportistas y atletas en Palestina”, escribió el organismo el pasado 7 de enero.
Makram Dabboub, entrenador de Palestina, honró la memoria de Al-Masdar en la conferencia de prensa previa a enfrentar a Irán, en Education City: “Nos unimos en condolencias a la familia, a las familias de los deportistas que han muerto. Que Dios tenga misericordia de él y de todos los mártires”. La comparecencia, de hecho, versó principalmente sobre el simbolismo de su participación en el torneo pese a la guerra y la reivindicación del pueblo palestino y su causa a través del fútbol: “Las circunstancias del pueblo palestino no son fáciles. Palestina es un Estado como cualquier país, tenemos derecho a participar, a existir”, expuso Mus’ab Al-Batat, defensor titular.
El debut no fue el más afortunado. Palestina perdió 4-1 en su estreno. No obstante, el gol de Tamer Seyam fue celebrado a todo pulmón en Education City, donde no faltaron las proclamas de Free Palestine. Ahora, ‘Los Leones de Canaán’ tendrán dos oportunidades más para ganar su primer partido en un torneo mayor: enfrentarán a Emiratos Árabes Unidos el próximo jueves 18 de enero, en Al Janoub, y cerrarán la fase de grupos en contra de Hong Kong, el martes 24, en Abdullah bin Khalifa; un duelo de alta carga anti-colonial. En dos apariciones previas en la Copa Asiática (2015, 2019), Palestina sólo ha conseguido dos empates, contra cuatro descalabros. Una victoria sería estruendosa. Ése es el objetivo primario, sentenció Dabboub. No para la estadística, ni para aspirar al campeonato. No, sino como una respuesta, un puño en alto. Una razón mucho más poderosa por la cual jugar, más allá de un resultado. Un bálsamo, por pequeño que sea. Una alegría.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todas las claves deportivas del día.