SELECCIÓN MEXICANA

‘Aztecazo’ a medias con Qatar a la vista

Estados Unidos volvió a salir vivo del Estadio Azteca por tercera vez consecutiva. Ochoa salvó tres jugadas claras de gol. México apretó al final, pero no logró abrir el marcador.

México sigue sumergido en un profundo torbellino de traumas y dudas. En otro ejercicio, uno más, de balompié vacuo y pueril, la oncena de Martino ensanchó su brecha con la afición y el buen gusto futbolístico. Y no es que lo haya intentado, pero el círculo vicioso y el mal agüero atenaza hasta los pies de los más dotados. Estados Unidos se volvió a escabullir de Santa Úrsula con una reliquia más de nuestra catedral. Una por una. Desde 2009, esta es la tónica. Pronto no quedará ningún vestigio, ninguna mística, ningún templo, ningún templo al cual acogerse. De lo perdido, lo recuperado. Al final de la velada, Qatar brilla en el horizonte. Solo una tragedia impediría que México y Martino tomen el vuelo rumbo al emirato desértico. Una tragedia, no obstante, casi ocurre esta noche de golpe blando en el Azteca.

Héctor Herrera y Yunus Musah disputan el balón.Jose Luis Melgarejo

La enjundiosa y colorida afición estadounidense se encargó de evocar los pergaminos de esta rivalidad. Que esto es un Clásico de Concacaf, por Washington. Tan desenfadados como provocativos, llenaron la explanada del Coloso son sus ‘Dos a Cero’ y el gallinero con su enternecedora interpretación de The Star Spangled Banner. Mil gargantas que sonaban a 10,000. Apaciguada la afición, quizá inadvertida de la instancia, del precio en juego, de la urgencia, de la cornisa que se rompe. Del Clásico, por Miguel Hidalgo. Si cerrabas los ojos pareció Columbus y no Santa Úrsula, por unos segundos. Replicó el estado catatónico la Selección, extraviada en cuanto superaba el norte del Río Bravo. Solo ‘Tecatito’ y Lozano accionaron sus carriles, pero la maquinaría interna se atascó en lodo. Eso, en el Azteca, es síntoma de anemia, de ‘homofobia’ y de putrefacción.

Cuando Guillermo Ochoa desenterró un tiro de Musah, se hizo un silencio aterrador. Ese momento en el que todo se detiene antes de un golpe mortal por la espalda. Ese instante en el que falta el aliento y el corazón duele. Eso, en el Azteca, es sintomático. Ya lo sabemos. Ocurrió que la Selección Mexicana no mejoró su condición, salvo un obús de Lozano que atarantó a algún aficionado de la cabecera sur, y los fútiles esmeros de Lozano para romper diagonales desde la posición de Yedlin. ‘El Tri’ halló barricadas en sus expediciones por los terrenos de Adams y Musah, auténticos pantanos de la Florida baja; por ello, se vio obligado a lateralizar sus oleajes: un día en Yellowstone para Zimmerman y Robinson, pues.

Pero no todo fue comodidad de uno y ansiedad del otro; también hay drama en los Clásicos. Con todos sus elementos, claro. Trágico fue el tropiezo de Corona, quien recibió la pelota con los pies engrilletados, justo cuando Steffen rezaba los padres nuestros. Milagroso fue el estoicismo de Ochoa a la metralla de Pulisic; soportó el disparo a quemarropa con chaleco antibalas y una súbita rosa blanca que descansaba bajo el poste derecho. “¿Y esta rosa?” Una suave brisa recorrió el Azteca durante ese otro segundo de silencio aterrador. En el que volvió a faltar el aliento y el corazón dolió.

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Disparó Pulisic y Ochoa, expiado de dudas, volvió a prodigarse. Hoy es ‘san Memo’. Mañana, qué será. Lo cierto es que si esos instantes no se transformaron en tragedia fue gracias al meta, que empezó a coleccionar milagros. El Azteca no será ya la catedral inexpugnable, pero la santidad de ‘Memo’ no tiene fecha de caducidad. Y mientras la noche enturbiaba y el Azteca asemejaba a una olla a presión, Jiménez caía en el área, Escobar negaba; Reyna emulaba a Maradona con la elegancia del curtido en las academias (y el Azteca, espectador de paladar curtido, se despojó de nacionalidades y reconoció el arte); Pefok disparaba hacia el córner desde el área chica con Ochoa a merced. Y los instantes de corazones dolientes y alientos ausentes se hacían plural. Un partido escrito por Edgar Allan Poe.

Berhalter ordenó retirada. Dos bloques de cuatro soldados por detrás de la línea de la pelota. Más que suficiente. No obstante, entre el resguardo, México encontró una provocación. Lozano probó que Steffen no se había limado las uñas, Robinson accionó el extintor antes de que Jiménez echara gasolina al chorro de gasolina de Vega; Lozano apuntó al poste derecho. El partido se le hizo largo a Estados Unidos. Y a la FMF. Cuando Vega se desplomó frente a las narices de Escobar, quien le negó los amparos penales, el Azteca perdió la cordura. El ‘grito homofóbico’ sonorizó el final del partido. Una macabra música de viento para despedir este ‘medio Aztecazo’ que, no obstante, deja a México más cerca de Qatar que de lo que estaba ayer. Las ironías de las debacles.

Cambios

Jordan Siebatcheu (59', Ricardo Pepi), Giovanni Reyna (59', Timothy Weah), Alexis Vega (78', Jesús Corona), Érick Gutiérrez (78', Carlos Rodríguez), Erik Palmer-Brown (79', DeAndre Yedlin), Aaron Long (79', Tyler Adams), Jordan Morris (83', Christian Pulisic)

Tarjetas

Arbitro: Mario Escobar
Arbitro VAR: Carol Anne Chenard, Benjamin Pineda
Miles Robinson (8',Amarilla) Edson Álvarez (20',Amarilla) DeAndre Yedlin (25',Amarilla) Martino (38',Amarilla) Tim Weah (38',Amarilla) Ernesto Vega (89',Amarilla)

Clasificación
Clasificación PT PJ PG PE PP
1 25 12 7 4 1
2 22 12 6 4 2
3 22 12 6 4 2
4 19 12 5 4 3
5 18 12 5 3 4
Clasificación PT PJ PG PE PP
1 25 12 7 4 1
2 22 12 6 4 2
3 22 12 6 4 2
4 19 12 5 4 3
5 18 12 5 3 4

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