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FRANZ BECKENBAUER

La leyenda de Franz Beckenbauer se forjó en México

El jugador alemán ya era una figura mundial y un estandarte de Bayern Múnich y la ‘Mannschaft’. Su actuación en México ‘70 lo catapultó a leyenda.

Ciudad de MéxicoActualizado a
El jugador alemán ya era una figura mundial y un estandarte de Bayer Múnich y la ‘Mannschaft’. Su actuación en México ‘70 lo catapultó a leyenda.
picture allianceDiarioAS

La Copa del Mundo de México ‘70 convocó a la que es, posiblemente, la mejor generación de futbolistas en la historia. Pelé, Jairzinho, Rivelino, Gerson, Tostao, Gigi Riva, Gianni Rivera, Giacinto Facchetti, Bobby Charlton, Bobby Moore, Gordon Banks, Teófilo Cubillas, Sepp Maier, Gerd Müller.. y Franz Beckenbauer. ‘El Kaiser’ aterrizó en México como el líder moral de ‘La Mannschaft’ subcampeona en Inglaterra ‘66 y del ascendente Bayern Múnich que tres años después conquistaría Europa. México era tierra de revancha: el gol fantasma de Hurst en Wembley había fustigado las aspiraciones germanas.

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Alemania compartió el grupo 4 con Marruecos, Perú y Bulgaria. Todos los partidos se jugaron en el Nou Camp, en León. A priori, camino accesible para ‘La Mannschaft’, con Beckenbauer, aún, como un mediocentro con proyección ofensiva. Tras el campeonato, retrasó paulatinamente su posición en el campo. El 3 de junio debutó en México ‘70 con victoria de apuro frente a los magrebíes, 2-1, con tantos de Uwe Seeler y el primero de 10 que embocaría Gerd Müller en el torneo. Cuatro días después, el equipo de Helmut Schön superó con contundencia a 5-2 a Bulgaria: anotaron Stan Libunda, Uwe Seeler y Gerd Müller, por partida triple. Beckenbauer salió de cambio, al 72′, sustituido por Wolfgang Weber. Alemania cerró la primera fase frente a Perú, selección que jugaba en nombre de las 70,000 víctimas del terremoto de Áncash. Pese a la apasionada resistencia inca, la ‘Nationalelf’, ahora vestida de verde, venció 3-1 con un nuevo triplete del mortífero ‘Bombardero’ Müller.

Dos ‘partidos del Siglo’

Liderados por ‘El Kaiser’, ‘La Mannschaft’ avanzó con paso triunfal a los cuartos de final. El cruce les deparó una cita con la oportunidad idónea. Inglaterra, sublíder del grupo C (por debajo de la subsecuente campeona, Brasil), se citó con su máximo rival en León. La venganza de Wembley. Todo parecía, no obstante, marchar sobre ruedas para ‘Los Tres Leones’: Allan Mullery (31′) y Martin Peters (49′) dejaron en la lona a Alemania. Lo que ocurrió después fue uno de esos milagros mágicos que conforman la historia de los Mundiales. La remontada la inició, quién más, Franz Beckenbauer: maniobró cerca de la frontal del área, amagó hacia la izquierda de Mullery y salió hacia la derecha, con un par de zancadas lo dejó atrás, y disparó con la diestra. El fogonazo, no tan raso, fue imposible para Gordon Banks, aunque la pelota pasó cerca de sus manos. Era el minuto 68.

Escena del partido Inglaterra-Alemania en cuartos de final del Mundial de México '70, Franz Beckenbauer hace un tiro con la marca de Bobby Moore.
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Escena del partido Inglaterra-Alemania en cuartos de final del Mundial de México '70, Franz Beckenbauer hace un tiro con la marca de Bobby Moore. ullstein bildullstein bild via Getty Images

El partido enloqueció: un cabezazo de Hurst rozó el poste derecho de Maier, Müller entregó un disparo franco a Banks, Charlton también se quedó cerca. Y, de repente, Karl-Heinz Schnellinger colgó desde el mediocampo una plegaria tendida que Uwe Seeler pescó con la coronilla y su rostro mirando hacia su propia meta. El increíble cabezazo en reversa sorprendió a Banks, a los 24,000 aficionados en el Nou Camp, y a los millones que embelesados veían el partido vía satélite. Alemania, como siempre, había vuelto de entre los muertos. 82′. Lo normal. La remontada por antonomasia. En la prórroga, Wolfgang Overath devolvió al área chica una pelota que parecía perderse por la línea final: Müller se despegó de Labone y quedó a solas con el cuero. Su bolea nuclear, casi bajo el travesaño, casi le vuela la cabeza a Banks. La célebre frase de Lineker sobre la milenaria resistencia alemana posiblemente haya nacido aquel día.

Si aquel no había sido el ‘Partido del Siglo’, ¿qué más debía suceder? Habían pasado sólo tres días desde el milagro de León. En el Estadio Azteca debían encontrarse Italia y Alemania: el ganador jugaría la final de la Copa del Mundo contra el coral Brasil de Pelé. 17 de junio de 1970. Tarde nublada en Santa Úrsula. Mucho se ha escrito sobre aquel partido: el tanto inicial de Boninsegna, el incesante bombardeo alemán (tiros al travesaño mediante), el agónico gol de Schnellinger en la reposición, el épico intercambio de golpes en el tiempo extra. Entre todo ello, ocurrió que, al 70′, Beckenbauer recibió la pelota al entrar al último cuarto; aceleró en diagonal para superar a De Sisti y, a la puerta del área, a velocidad de un tren de la Deutsche Bahn, Pierluigi Cera le cruzó la pierna. ‘El Kaiser’ voló descompuesto y cayó con todo el peso de su cuerpo sobre su hombro derecho. Si Yamasaki apreciara penalti, pocos habrían puesto objeción. Cuando Beckenbauer volvió al campo con el brazo pegado al cuerpo y la mano, a su corazón, el partido entró en una dimensión celestial. Ya no era fútbol, era una épica batalla de dioses. Finalmente, el remache de Gianni Rivera, en contragolpe inmediato al suplicante (y enésimo) gol de Müller, extinguió las llamas. Extenuados, los 22 jugadores se derrumbaron sobre el césped del ‘Coloso’ cuando Yamasaki decretó el final. El más, ‘El Kaiser’, con los huesos maltrechos y un dolor aún más agudo en el pecho. Cuatro años después, por fin, obtendría recompensa.

Franz Beckenbauer no volvió a jugar un partido en México. El duelo por el tercer lugar no contó con su presencia, ya que su hombro dislocado tardaría semanas en sanar. Sin premio absoluto, ‘El Kaiser’ se retiró del Mundial de 1970 con 492 minutos y un gol, pero con la admiración del mundo. Aquella fue su real asunción, su epopeya imborrable, mucho antes de que sus brazos recuperados alzaran, finalmente, el trofeo de oro macizo. El primer líbero, el central que salía con balón controlado, el contención que sumaba al ataque, el director de orquesta en la bomba central. El francotirador. El líder. ‘El Kaiser’.

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