Pachuca y Querétaro empataron en su regreso a la Liga MX

El estadio Corregidora lucía gente en las tribunas, mas no la cantidad que se hubiera presupuestado después del buen paso del Querétaro en la Leagues Cup. La espera por el retorno de la Liga MX fue poco visible en la casa queretana.

Los Gallos Blancos recibieron al conjunto del Pachuca en la batalla correspondiente a la jornada 4. La presentación de los blanquiazules ante su gente, en este nuevo torneo, fue poco atractiva y, la mayoría de las butacas, dejaban ver el número del asiento, en lugar de que fuera ocupado por alguna persona con intención de celebrar un gol.

La escuadra visitante se plantó en el estado aledaño con la misión de recuperar su accionar y salir de la parte más baja de la tabla general. Sin embargo, pese al propósito y las ganas de percutir a su rival, la situación no comenzó conforme a lo planeado.

Las estrategias de ambas plantillas parecían estar intactas, aunque no lograban interactuar con el marco contrario. Un férreo compromiso que protagonizó choques y complicaciones en el medio terreno fue lo destacado del primer tiempo. La lucha por el balón y los fuertes contactos no pasaron de eso, ni siquiera fue necesario que el silbante utilizara tarjetas, incluso, poco fue el diálogo entre los protagonistas y el juez central.

Producto de una obstinada pelea por la redonda, los Tuzos pecaron de ímpetu y cometieron una infracción en el primer cuarto de su parcela. Pocos o tal vez nadie pensaba que fuera una aproximación relevante; dos hombres en la barrera, cargados al costado izquierdo del área defendida por Óscar Ustari, era el mayor escudo para el disparo.

No obstante, la fuerza aérea local se enfiló al ataque y, hasta el minuto 39, se palmó peligro en una de las cabañas de la cancha. Pablo Barrera colgó el esférico de pierna derecha, a una zona del rectángulo más grande que parecía desértico, pero en el momento indicado, emergió la playera “15″ y de cabeza clavó un testarazo a la base del primer poste, que provocó una oscilación en las redes.

Sin muchas incisiones o repeticiones de amenaza, la contundencia se vistió con la indumentaria albiazul; primer disparo a puerta, intercambiado por la anotación inicial del cotejo. Ángel Sepúlveda se acreditó su diana inaugural de la campaña. Entre celebración y festejo, los segundos siguieron su curso y se terminaron los 45′ principales. El periodo complementario comenzó con más movimiento, apenas se escuchó el sonido del silbato, y 11 jugadores mostraron su anhelo de ampliar el marcador, y los otros 11 buscaron la igualada. Los que querían incrementar la ventaja se toparon, muy rápido, con una ocasión inmejorable; empero el deseo de concretarla, el centro no pudo ser conectado por Camilo Sanvezzo, en el medio del área chica, y se escurrió la intentona.

Los dirigidos por Guillermo Almada se llevaron un susto, pero no dieron mayor importancia al suceso. Concentrados en su plan de juego, se fueron al ataque con el objetivo de horadar la portería opuesta. Se plantaron en los linderos del territorio de Fernando Tapia, guardameta de los Gallos, y cumplieron con la regla no escrita del balompié: “Los goles que no hagas, te los van a hacer”.

Tras una triangulación en parcela de los anfitriones, un milimétrico pase al interior de los dominios del portero fue conectado por Roberto de la Rosa y transformó el tiro en el empate a un gol por bando. El dorsal “9″ impactó con la parte interna del botín izquierdo y construyó una parábola perfecta, que terminó en el ángulo superior derecho de la valla enemiga.

Los ensayos a puerta continuaron durante el tiempo de reposición, aunque la puntería no tuvo el calibre adecuado. Ambos equipos lamentaron oportunidades desperdiciadas y tuvieron que conformarse con la unidad rescatada.