Científicos detectaron inquietantes ondas de radio emitidas bajo el hielo de la Antártida: la distancia de origen atravesaría la Tierra

A veces, la ciencia tropieza con lo inesperado, no por errores de cálculo, sino por datos que simplemente no deberían existir. Eso ocurrió con ANITA, un detector de partículas instalado en un globo que sobrevuela la Antártida. Su misión era captar señales provenientes del espacio, pero en lugar de eso, detectó ondas de radio provenientes del interior de la Tierra, algo que, según las leyes actuales de la física, no debería ser posible.

Intrigado por el hallazgo, un equipo internacional decidió verificar las señales con el observatorio Pierre Auger en Argentina, uno de los mayores detectores de rayos cósmicos del mundo. Aunque el análisis abarcó más de 7 millones de eventos registrados entre 2004 y 2018, solo uno resultó compatible con lo observado por ANITA, y este se ubicó dentro del margen de error. En vez de resolver el misterio, los datos lo hicieron aún más desconcertante.

El experimento ANITA (Antarctic Impulsive Transient Antenna) está compuesto por un conjunto de antenas que vuelan entre 30 y 40 kilómetros de altura sobre el hielo antártico. Fue diseñado para detectar ondas de radio generadas por partículas de altísima energía, como rayos cósmicos o neutrinos, que impactan la atmósfera o el hielo. Sin embargo, ANITA registró señales ascendentes, que no tenían la polaridad invertida esperada si fueran reflejos, lo que las hace completamente anómalas.

Según el modelo estándar de física, un neutrino tendría que atravesar más de 7000 km de roca sólida sin interactuar para generar una señal como la detectada. Esto es virtualmente imposible. La única forma en que podría suceder es si existieran nuevas partículas o fenómenos aún no comprendidos, lo que ha llevado a los científicos a explorar teorías más allá del modelo actual.

De hecho, se han propuesto hipótesis como neutrinos “estériles”, efectos geomagnéticos aún no comprendidos, o incluso partículas exóticas no descritas por el modelo estándar. Sin embargo, ninguna explicación encaja del todo. El propio artículo científico publicado en Physical Review Letters reconoce que “no se puede anticipar ningún mecanismo simple que produzca distribuciones de ese tipo”, lo que deja abierta la posibilidad de estar ante un fenómeno completamente nuevo.

Este enigma ha impulsado el desarrollo de PUEO (Payload for Ultrahigh Energy Observations), un nuevo detector que será más sensible que ANITA y podría brindar respuestas más claras. La científica Stephanie Wissel, de Penn State, resumió el sentir del equipo:

“Es uno de esos misterios de larga duración... con PUEO podríamos entenderlo por fin”. La misión promete mejorar la sensibilidad y tal vez confirmar que no estamos viendo errores, sino una nueva ventana a la física.

Lo cierto es que ANITA ha desafiado el modelo estándar, una teoría que aunque exitosa, no explica todos los fenómenos del universo, como la gravedad o la materia oscura.

Las señales detectadas —extrañas, ascendentes y sin inversión de polaridad— podrían señalar una nueva física en acción, o bien poner a prueba nuestros propios instrumentos. Sea como sea, el misterio de ANITA ha demostrado que la ciencia avanza precisamente cuando surgen preguntas que nadie sabe cómo responder.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí