Así controlan el Cártel de Sinaloa y el CJNG la industria pesquera y maderera en México
Las dos organizaciones criminales coaccionan a los empresarios para que les compren sus productos a como dé lugar o son amenazados.
El Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa ya no sólo controlan el trasiego de drogas y otras actividades ilegales como la extorsión o trata de personas, sino que han comenzado a dominar a mercados legales como la pesca y la industria maderera de México.
La investigadora del Instituto Brookings, Vanda Felbab-Bown, señaló en un informe denominado “Tráfico ilegal de especie en México ligado a China”, que ambas organizaciones criminales establecieron contacto con comerciantes chinos para la obtención de recursos naturales protegidos en el país a cambio de precursores quÍmIcos para la elaboración de drogas.
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Sin embargo, el límite no queda ahí para los cárteles que se han expandido con fuerza en los últimos 15 años en México, sino que la influencia delincuencia se expande terrenos que son legales como la pesca y la industria maderera.
“Muchas de las pesquerías legales están siendo controladas sistemáticamente por los cárteles. Hay una enorme presión no sólo para pagar las extorsiones, sino también para que se le compre a Cártel de Sinaloa el pescado que ellos les llevan. Entonces, las plantas son las que emiten certificados que respaldan la procedencia legal del pescado y les emiten certificados falsos para ellos”, señala Felbab-Bown.
“Además, los hoteles están siendo forzados a comprar el pescado de los cárteles hay un control absoluto de facto, una monopolización de la industria pesquera en muchas partes del país”, añade la especialista en una entrevista para el diario El País.
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La investigadora denuncia que la expansión del Cártel de Sinaloa y el CJNG no sólo es territorial, sino que son capaces de introducirse en ramos que no tienen que ver con el mundo de las drogas. “Ya no solo es con el aguacate y su comercio, sino que la industria maderera también tiene este dominio”, indica.
Felbab-Brown advierte que la política de no confrontación del gobierno federal a los delincuentes es la que ha aumentado el potencial de las organizaciones criminales en México.